galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

SARRIA, UNA VILLA EN EL CAMINO

      Cuentan las crónicas que las peregrinaciones a Compostela se iniciaron a principios del siglo X pero alcanzan su apogeo a partir del siglo XII. Es entonces cuando Sarria se convierte en el final de una de las etapas más emblemáticas del Camino Francés. Y lo es, porque tiene una historia que contar al peregrino.

      Fue entonces, al principio de las peregrinaciones a Santiago, cuando el rey Alfonso IX fundó la “Vila nova” de Sarria a la que concede el fuero de villa real, con lo que enseguida crece en población y servicios.

      Pero el mismo rey muere en la villa, en el año 1.230, tras peregrinar a la tumba del Apóstol Santiago para agradecerle su intercesión en la reconquista de la ciudad de Mérida.

      Alfonso IX no pudo ver como crecieron las peregrinaciones desde la vieja Europa y con ellas se fueron labrando, paso a paso, los caminos que hoy consideramos xacobeos.

      El Códice Calixtino, la primera guía del peregrino a Compostela, ya describe a Sarria como una villa hospitalaria que da albergue al caminante que proviene de Triacastela y le concede importancia como punto destacado de aquel primer itinerario cultural europeo.

      También dicen los libros del Sacti Jacobi que en “Sarria, la luna se funde con el brillo de la noche porque es donde duermen los sueños, ya que las “estrellas del Camino” se retiran aquí a descansar”.

     Aquí, en Sarria, al final de la duodécima etapa de la ruta que nace en Roncesvalles.

VILLA DE SARRIA

      Hoy en día la mayor parte de los peregrinos transitan mayormente por el trayecto que pasa por Samos, entre otras cosas porque es ahí donde se puede admirar la mayor abadía benedictina y la más antigua de Galicia, el monasterio cuya construcción se inició en el siglo IV.

     Sin embargo, la traza iniciática de esta etapa, la que siguieron los primeros caminantes a Compostela, conserva aún todo el encanto y las maravillas naturales de aquellos inmemoriales tiempos.

    Atraviesa paisajes de ensueño de aldea en aldea, que el peregrino contemplará en absoluta soledad porque es ruta poco transitada aunque de gran tradición xacobea.

    Le saldrán al paso, únicamente, algunas gentes muy hospitalarias que siguen atendiendo al peregrino en lugares como A Balsa,  San Xil,  Montán,  Pintín,  Calvor,  San Mamede do Camiño y el curioso pueblo de Vigo de Sarria, ya en las afueras de la villa.

    Esa es la ruta más interesante, aunque no la más frecuentada por ser más larga y fatigosa…

LA BELLA RUTA XACOBEA

      Pero quien cubra esta etapa entre Triacastela y Sarria, cuando llegue a uno de los albergues de la villa, podrá contar una gran aventura en la que nunca falta un momento mágico, el arte, el conmovedor paisaje y todas las ideas perfectas que el caminante ve reflejadas en los espejos del agua de los múltiples arroyos.

      En Sarria, el peregrino a Compostela se percatará de que es el mayor núcleo de población del Camino Francés en Galicia, a excepción hecha de la propia ciudad de Santiago. Por eso es donde más servicios se ofrecen al caminante.

SARRIA, LA VILLA DEL ARTE

      Tal vez el porcentaje más elevado de los peregrinos que llegan a Santiago por el Camino Francés, parten de Sarria.  Porque dista solo ciento once kilómetros de la capital de Galicia y cien es la distancia mínima exigida para obtener la “Compostela”, la credencial que acredita ante Dios y ante los hombres que has cumplido la Ruta Xacobea.

      Además, a  Sarria llegas por autopista; tienes dos aeropuertos a una hora de distancia y la estación de ferrocarril de Lugo, a solo quince minutos.

      El símbolo del municipio es la Torre Fortaleza de los Marqueses de Sarria, lo único que sobrevivió a la destrucción “irmandiña” de una medieval fortificación; pero actualmente tiene una connotación especial: se vende y nadie la compra por el elevado precio que piden sus actuales propietarios, la familia lucense Pérez Batallón. Nadie está dispuesto a pagar un millón cien mil euros por unas ruinas y una finca de nueve mil metros; ni siquiera la administración, que llegó a ofrecer 750.000 euros.

     Así pues, la Torre Fortaleza mira la villa desde lo alto con la esperanza que alguna vez se llegue a un acuerdo y se recupere este símbolo,  que se proyectaba como un museo rodeado de un parque público.

     Sin embargo sobra aquí el interés monumental. El ayuntamiento de Sarria tiene distribuidas por su territorio 20 iglesias románicas. De entre ellas, sobresale la iglesia de Barbadelo, uno de los monumentos que más destacan las guías del Camino Francés.

EL ROMÁNICO EN BARBADELO

      Desde luego, el peregrino a Compostela deberá tomarse su tiempo para conocer una villa que merece la pena y en la que la artesanía de la madera tiene un especial interés.

      Estos artesanos y artesanas se han reconvertido en buenos ebanistas o en restauradores, porque si algo distingue a Sarria es la proliferación de establecimientos dedicados a la restauración y venta de muebles y curiosidades antiguas, que se agrupan todas en la arteria que responde al curioso nombre de Rua do Porvir, calle del Porvenir.

LAS ANTIGÜEDADES

      Anualmente celebra una gran Feria Exposición de Antigüedades a la que acuden compradores de toda Galicia y de media España.

      La industria del mueble tiene importancia en la economía de la villa y funcionan en ella varios e interesantes establecimientos que compiten por calidad y precio con el resto de la industria del país.

      Esta es tierra de artistas y de artesanos, como te decía, quizá porque es donde nació uno de los mejores escultores de todos los tiempos, Gregorio Hernández.

LA GASTRONOMÍA

      De toda esta zona, Sarria es el ayuntamiento con mayor número, ya no solo de albergues para el peregrino, sino de plazas hoteleras. Aquí encuentra el viajero ocho buenos hoteles, seis casas de turismo rural, diez pensiones, una docena de albergues privados y tres públicos.

      Una oferta suficiente parta atender a la gran demanda que, año tras año, aumenta.

     Los alojamientos se completan con numerosos restaurantes que ofertan una gastronomía en la que destacan el cocido, el pulpo, la empanada, las carnes a la parrila y especialmente, la caza.

     El turismo -estrechamente vinculado al Camino de Santiago- es vital para la economía actual de Sarria que tiene una hostelería muy profesionalizada. Este es,  tal vez,  el sector que más puestos de trabajo proporciona.

LOS ENCANTOS NATURALES

      Sarria está llena de encantos naturales. Hemos de seguir el curso de los ríos, pequeños, poco caudalosos, pero generadores de la belleza incluso en su tramo urbano.

      Desde el centro de la villa, desde el Malecón,  podemos iniciar la conocida como Ruta de las Aceas, o lo que es lo mismo un paseo hasta los viejos molinos.

      La ruta nos llevará en primer lugar hasta la playa fluvial de O Chanto, un lugar idílico en invierno y refrescante en verano.

      Por junto al estadio de Ribela seguiremos la Acea de Riba. Y es este el tramo más interesante, quizá del recorrido.

     Por una senda entre castaños, alisos, robles y arces, aparecen ante nuestra vista viejos molinos y presas. Garzas y otras aves se agazapan y revolotean a nuestro paso.

    Pero seguiremos hasta la Cueva de Gaspar, donde iniciamos una pendiente de bajada hasta la presa Do Caneiro y el Muíño do Conde. Poco más allá el puente de madera en Fafián nos pone en la disyuntiva de retornar haciaSarria o descender hasta los molinos de Acea de Riba o de Abaixo, por Ribela.

     Cualquiera de las opciones nos permitirá disfrutar de un entorno natural de absoluta belleza.

     Solo el agua de los ríos pequeños rompe el silencio de esta tierra sarriana, que ve como reverdece su fértil piel. Su latido nos invita a beberla en las fuentes naturales que nos salen al paso.