ALGUNOS MONUMENTOS MEDIEVALES

“Las fortalezas de Galicia queriendo contallas, No puede hacerse con facilidad. Ay muchas, y fuertes, y de antigüedad, Toviera Castillos de buenas murallas: También otras Torres, con sus antiguallas, Mas muchos de aquestas en tiempos passados, Han sido por junta de gente assolados, Por más que civiles, y viles batallas.” (1535 – Licenciado Francisco Molina).

Torre de San Sadurniño – Cambados

El paisaje medieval gallego estaba dominado por un Castro, el origen de la vida organizada cuando aún habitaban esta Tierra verdescente las tribus galaicas. Sobre los castros se elevaron las torres, fortalezas y castillos medievales; y, a la sombra de estos, nacieron las pequeñas leiras, las parcelas de la tierra cultivada que hoy hacen posible la vida campesina.

En esta etapa de nuestra historia… todos se aforaron.

La Edad Media transformó  a Galicia y sobre su piel cabalgaron feudales señores de nobleza conquistada, absolutos dueños de provincias enteras. Los Andrade, los Lemos, los Altamira, los Trastámara, Pedro Madruga… se dedicaban a vivir bien a costa de sus súbditos o a hacer la guerra;  hubieron de pasar muchos días militares de lucha contra el moro invasor.

Es en esta época cuando se agiganta la leyenda de Santiago Apóstol, hijo del Trueno. Se abren caminos que, desde Europa y cruzando las montañas nevadas, llegan a Compostela. Llegan gentes movidas por la fe cristiana y también por la aventura. Y nacen los monasterios que serán los grandes centros culturales de los días medievales del país.

A los monjes y a sus edificios los respetarían los Irmandiños, protagonistas de la revolución que concluyó con la destrucción de las fortalezas. Se acabaron así las tropelías que algunas gentes, no tan nobles, cometían con los campesinos y con una muy debilitada burguesía.  

Al igual que hoy existen siete grandes ciudades, siete fueron también las capitales del Antiguo Reino de Galicia. De las actuales solo lo fueron  Santiago, Lugo, Ourense y la llamada entonces A Cruña. Sin embargo eran también capitales, las hoy villas de Tui, Betanzos y Mondoñedo.

La Edad Media fue una época de esplendor en Galicia porque era quien marcaba los destinos de los reinos del noroeste hispano, gozando de un gran lustre cultural, que tuvo sus principales manifestaciones en la lírica del Alto Medioevo.

El final de las guerras Irmandiñas supusieron el gran fracaso de la revolución popular. Galicia quedó sumida –tras ellas- en la miseria económica y social. Y es por ello por lo que Isabel la Católica, anexiona al de Castilla,  el antiguo Reino de Galicia.

Aunque solo siete fueron las capitales del Antiguo Reino abundan en Galicia, sin embargo, los cascos históricos  en el entorno de castillos y fortalezas; y también las villas medievales. Donde quiera que te encuentres, en la proximidad más inmediata, la historia del Medioevo gallego despertará tu especial interés. De norte a sur y de la montaña al mar…

Esta vez quiero comenzar en la Ría del Eume admirando el puente que da nombre a la villa de los Andrade, a Pontedeume. Este fue el viaducto más importante de la España medieval.  Lo mandó construir Fernán Pérez de Andrade en el año 1380, para salvar los 800 metros que separaban ambas márgenes del  estuario del Eume. 

Aunque el verdadero  símbolo del centro urbano es, sin duda, el  Torreón, verdadera atalaya de la Villa, que formó parte del palacio que a finales del siglo XIV habitaba Fernán Pérez de Andrade.

Pontedeume es toda ella medieval. Su origen se data en 1270 y su fundación se atribuye a Alfonso X El Sabio. Sus calles aún conservan hoy la morfología y composición de la original Villa, organizada en trece cuadrículas a ambos lados de la calle Real, con principio y fin en las dos puertas principales. Perdió su muralla en la edad moderna… únicamente se conserva como testimonio un pequeño lienzo en la iglesia parroquial. Y aunque no te tire el cristianismo visita la Iglesia de Santiago, del siglo XVI, porque encontrarás una bella muestra del gótico tardío en su capilla mayor.

Salvaterra do Miño es el municipio que históricamente da nombre a la comarca del Condado. Felipe II concedió el primer título de conde a Diego Sarmiento de Soutomaior, descendiente de Pedro Madruga. Hoy este título lo detenta Cayetano Martínez de Irujo, de la Casa de Alba.

Su monumento más emblemático es la Fortaleza. En el conjunto de ella están las conocidas como Cuevas de doña Urraca, dos estancias abovedadas, con una hermosa escalera de caracol de doble rampa, que las comunica. Y al lado, el Miño…

Las páginas más brillantes escritas en el Medioevo en este país tienen como protagonistas a los Castro,  los Condes de Lemos. Fue en el siglo XII cuando el Conde de Galicia, Ramón de Borgoña, concedió a los Señores de Castro los derechos para  la fundación de la ciudad medieval de Monforte. A partir de ahí, el señorío de Lemos adquirió una gran relevancia y notoriedad en todo el Reino.

Sin embargo en Monforte de Lemos ya estaban establecidos los monjes benedictinos, concretamente en lo que se conoce como el Castro-Acrópolis de San Vicente, hoy convertido en Parador de Turismo. Y fueron ellos los que cedieron parte de sus tierras, en las faldas del monte, al nuevo Conde de Lemos, para que construyera allí su castillo y lo amurallara.

Los judíos que se asentaron aquí en el siglo XV desarrollaron el comercio y las profesiones liberales, destacando sobre todo en la fabricación y tejido de sedas. Los Condes de Lemos ejercieron su influencia hasta bien avanzado el siglo XVIII. Este título nobiliario lo heredó de su madre el actual duque de Alba, Carlos Fitz-James Stuart y Martínez de Irujo, el mayor de los hijos de Cayetana. 

Sin embargo, el barrio judío más interesante de Galicia es el de Ribadavia. Los judíos se asentaron en el barrio de la Puerta Nueva, en donde incluso llegó a haber una sinagoga. Los judíos se dedicaron al comercio del vino y al ejercicio de profesiones liberales, a las artes y desempeñaron numerosos oficios.

Pero no hay que olvidar que Ribadavia fue el epicentro del poder en el Ribeiro. Su historia está ligada a un guerrero, Bernardino Sarmiento. Por sus acciones de guerra, en el año 1492, los Reyes Católicos no solo le nombran Conde de Ribadavia sino que le regalan un magnífico castillo, cuyos restos siempre me recuerdan episodios con luces y sombras, porque son luces de paz pero también sombras de guerra.  El poder de Bernardino Sarmiento y sus sucesores fue ilimitado y este castillo testigo mudo de múltiples pasiones de amor y de guerra…

Otro ejemplo de villa medieval, más modesta pero con el encanto especial de sus entornos naturales, es Viana do Bolo. En el año 1180 llegó aquí  el rey Fernando II, y al encontrarse la fortaleza destruida la mandó hacer de nuevo. El castillo gozó de fueros y gobierno propio. Perteneció a Fernando Osorio de Castro, luego a Pedro Enríquez y más tarde Felipe II lo erigió en cabeza de marquesado a favor de Pedro Pimentel, hijo del Conde de Benavente.

En el siglo XV volvió a ser reconstruida tras diversos conflictos y durante las guerras carlistas fue testigo de nuevos enfrentamientos.

Casi todas las villas de esta tu tierra poseen restos de la época medieval con monumentos que siempre te merecerá la pena conocer y escuchar alguna leyenda en su entorno. Pero no querría despedirme de ti esta semana sin enseñarte uno de los más desconocidos castillos de Galicia. Está a medio kilómetro de O Carbedo y el Licenciado Molina lo llamó “Fortaleza do Courel”, ya en 1550. Perteneció a don Nuño Peláez quien lo donó a los caballeros de la Orden de Santiago.

Pero entre sus murallas, hoy irreconocibles, sucedió una historia de amor entre Doña Ilduara y el Conde de Lemos… En varios poemas, Uxío Novoneyra hace referencia a esta historia.