galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

EN LOS 20 AÑOS DE AQUELLA HAZAÑA DEL COMPOS

Este es el Himno del Compostela. Lo compuso el desaparecido y polifacético doctor Agustín Sixto Seco, en el autobús, en el viaje de regreso del equipo, después de disputar en A Estrada el primer partido tras la fundación de la entidad. Fue escrito en el cartón de una caja de botas de fútbol «Munich», tan populares en la época…

ESCUDO DEL COMPOS 1

Con los colores azul y blanco venceré
azul y blanco venceré, azul y blanco venceré
con los colores azul y blanco venceré
son los colores de la S.D.
Aupa Compostela, aupa Compostela,
aupa Compostela S.D.
aupa Compostela, aupa Compostela
aupa Compostela, a vencer.
En nuestro emblema, una cruz roja inmortal
una cruz roja inmortal, una cruz roja inmortal
en nuestro emblema, una cruz roja inmortal
como el escudo de nuestra ciudad.
Aupa Compostela, aupa Compostela
aupa Compostela, a triunfar,
si luchas con bravura, nobleza y gallardía,
Santiago y cierra España volverá.

IMPRESCINDIBLE EVOCACIÓN DEL HERMOSO TIEMPO PROTAGONIZADO, POR LA S. D. COMPOSTELA.

Foto en el viejo estadio compostelano de Santa Isabel, S.D. Compostela campeón de tercera división una temporada después de la fundación del club. Era un equipo arrollador, capitaneado por el inolvidable Fito, cuarto -de izquierda a derecha- en la línea inferior de la foto.

Foto en el viejo estadio compostelano de Santa Isabel, S.D. Compostela campeón de tercera división una temporada después de la fundación del club. Era un equipo arrollador, capitaneado por el inolvidable Fito, cuarto -de izquierda a derecha- en la línea inferior.

Por Eugenio EIROA

El domingo 1 de junio, el estadio de San Lázaro, en Santiago, acogió un partido de viejas glorias, una cita con la nostalgia futbolística, toda vez que se conmemoraban 20 años del ascenso de la S.D.Compostela a Primera División. El partido enfrentó al Compostela de hace 20 años, con el Rayo Vallecano de hace 20 años. Una repetición, en el tiempo, de aquella legendaria promoción de ascenso/permanencia a Primera, que enfrentó a los mismos equipos, con empate en Madrid, empate en Santiago y, finalmente, aquel día de la semana siguiente, en Oviedo, con triunfo para el Compostela..
Este domingo, en Santiago, el banquillo lo ocupaba el mismo entrenador de entonces: Fernando Castro Santos. Castro Santos vivió al frente del Compostela 6 años memorables, hasta que pasó a dirigir al Celta durante 2 años,  mientras en Santiago el presidente Caneda le daba la alternativa a Fernando Vázquez al frente del equipo albiazul.

Fernando Castro Santos solo había entrenado al Pontevedra y al Arenteiro. En el caso granate, durante 5 años. Con el Compostela, desde 1989 a 1995, bien puede decirse que logró todo lo que soñaba entonces : subir, peldaño a peldaño, hasta la División de Honor. Un mérito enorme el suyo. Venía de salvar una temporada en Segunda, en la que el Compos peleó para no descender. Y pasó a lograr una familia en vez de un equipo, su verdadera arma, para dejar a todos boquiabiertos y llevar al Compostela a Primera, por la vía más difícil. Pero lo logró…

Recientemente, Fernando Castro Santos estuvo a punto de salvar al Leixoes del descenso a Segunda, en Portugal, pero le llamaron demasiado tarde. Aún así tiene un gran cartel en el país vecino.

Recientemente, Fernando Castro Santos estuvo a punto de salvar al Leixoes del descenso a Segunda, en Portugal, pero le llamaron demasiado tarde. Aún así tiene un gran cartel en el país vecino.

Este domingo, 1 de junio de 2014, 20 años después, Fernando Castro Santos no podía contener la emoción. Su voz, en el micrófono de la Radio Galega sonaba entrecortada, pero no por la transmisión, sino por el nudo que por momentos tenía en su garganta.

—-  Fue un tiempo muy hermoso; fue un equipo donde el todos para uno, uno para todos, era más que un lema; fue la demostración de que en el fútbol, cuando las cosas se hacen bien : dirigentes-jugadores-técnicos-afición, difícilmente pueden pararte…
Fernando Castro Santos, a sus 62 años, se considera en forma. Físicamente lo está, no hay más que verle: hubo este 1 de junio quien decía que en vez de dirigir desde el banquillo a ese «Compos 94», debía ponerse la camiseta y jugar un buen rato…
Su caso es el de esos entrenadores gallegos mal valorados, algo que por desgracia parece un hábito. Este 1 de junio, envió «la mayor felicitación a
lo que ha logrado Fernando Vázquez al frente del Deportivo…

—-  Me alegro de todo corazón: por él, que lo merece; pero también por Galicia y por todos los entrenadores gallegos que son muy válidos, muy capaces y tal vez no están valorados como merecen. Lo que Fernando Vázquez ha logrado es la demostración
de que los años pueden pasar, pero los entrenadores seguimos en forma, estamos actualizados, no nos olvidamos de lo que sabemos y podemos ser muy útiles…

Tiene razón este Castro Santos que ha conjugado en su larga carrera como técnico momentos muy brillantes, como aquella gran temporada en Braga que le abrió las puertas del Sevilla, con trabajos difíciles por no decir imposibles, como los recientes casos del Leixoes o el Pontevedra, a donde acudió más por compromiso personal que por otra cosa, sabedor de que salvar semejantes naves a la deriva era milagro imposible.
Tiene razón cuando dice que Galicia tiene excelentes entrenadores de fútbol, pero sin que se sepa por qué, poco confían los clubs en ellos, empezando muchas veces
por los propios gallegos. Triste, pero cierto. Y el mal ya viene de años…
El caso es que este 1 de junio de 2014, en Santiago dieron alas a la nostalgia. Y, sin embargo, no fueron muchos los espectadores que ese «Compos 94» versus «Rayo Vallecano 94» bien merecía. 20 años es casi una generación. Y a los jóvenes y no tan jóvenes de hoy (18,20,25, 30 años de edad) posiblemente aquella hazaña de Oviedo, 1994, no les dice nada, o no les suena a nada… Pero los Ohen, Lucas, Nacho, Iru, Tocornal, Fabiano, Moure, Gabriel, Bellido… permanecen para siempre en el recuerdo de los aficionados que ya tenemos más de 30 años; ciertamente.

Una alineación del gran Compostela, en Primera, en los años 90: BELLIDO, IRU, FABIANO, TOCORNAL, LEKUMBERRI, OHEN, PASÍ, ABADÍA, GOYO, NACHO  y VILLENA.

Una alineación del gran Compostela, en Primera, en los años 90: BELLIDO, IRU, FABIANO, TOCORNAL, LEKUMBERRI, OHEN, PASÍ, ABADÍA, GOYO, NACHO y VILLENA.

 De modo que los que nos fuimos a Oviedo aquel día de 1994, los que cogimos el coche con dos amigos y nos fuimos allí, al histórico -y ya remodelado por el Mundial 82- «Carlos Tartiere», este domingo de junio, 20 años después, sí que hemos sentido la emoción, el sentimiento de ser del Compostela aunque solamente fuese por un día. Porque aquella noche, hace 20 años, el Compostela nos hizo llorar de emoción. Era el triunfo vibrante, aguerrido, enervante… de un modesto, ante un Rayo Vallecano mucho más poderoso, en tiempos en que su presidente Ruiz Mateos no regateaba dinero y donde Hugo Sánchez era la estrella…

Pero el Compostela era una gran familia. En el palco presidencial, aquel día de Oviedo, Ruiz Mateos metía la cabeza entre sus rodillas y parecía rezar a todos los santos porque aquella debacle no se consumase para su equipo. El lado, el inefable presidente Caneda, el que había contratado todos aquellos retales procedentes de lo que otros casi no querían, no paraba de gritar:

— ¡Vamos, coño, que ya son nuestros…!

El 1 de junio de 1994, la Sociedad Deportiva Compostela tocaba el cielo en Oviedo con el ascenso a Primera División por primera vez en su historia. Se han cumplido así 20 años de aquella fecha histórica e imborrable para los compostelanistas -y para Galicia- con aquel apoteósico triunfo (3-1) ante el Rayo en el tercer partido de la eliminatoria de ascenso con goles de Ohen (2) y José.

Como bien se ha reconocido en estos días de conmemoración, Fernando Castro Santos fue el guía de lo que en aquel momento parecía un milagro. El entrenador de Poio, que en estos momentos se encuentra sin equipo a sus 62 años, consiguió subir entonces al Compostela a lo más alto del fútbol, con muy pocos recursos en su equipo, pero con una entereza y unidad del plantel digna de todo reconocimiento.

20 años han pasado: el nigeriano Ohen, una de las «estrellas» de aquel Compostela, ya no vende motos en Madrid, aunque allí sigue afincado:

—–  La crisis, amigo; la gente no tiene dinero y se priva de estas cosas. Cerré el negocio antes de que fuese demasiado tarde.

Otra pieza fundamental de aquel ascenso, fue el fornido Tocornal -que llegó al Compostela firmando un contrato cuando se hallaba en cama en Burgos, aquejado de una salmonelosis.  Vive ahora en Asturias, compagina las tareas de comercial de productos químicos con la representación de jugadores modestos:

—–  Fue un año increíble. La clave estuvo en formar una gran familia en el vestuario. Con eso, no había obstáculo que nos frenase; nos pusimos arriba en la clasificación y al final llegamos a Oviedo con una moral a prueba de bombas…

Bellido, otro histórico, se ha quedado a vivir en Santiago, donde ha puesto un negocio de asesoría diversa. Su hija es campeona de España de kárate. Y el añora aquel tiempo de jugador. Mata saudades con su carnet de socio del actual Compos, acudiendo a los partidos que se ofrecen en un venido a menos San Lázaro, estadio donde el reloj se paró -y es hecho constantable- hace ya bastante tiempo y nadie lo arregla. En medio de esa sensación de abandono, Bellido recuerda…

—– Aquello fue muy grande para Santiago, pero también para Galicia, pasar a tener 3 equipos en Primera, como luego se llegó a dar. Nunca se valoró esto como lo muy importante que fue…

Bellido, Tocornal y Ohen.

Bellido, Tocornal y Ohen.

 20 años han pasado desde aquella gesta que vivimos en Oviedo. Y que abrió las puertas a los años más grandes de la historia del Compostela. Los años en donde José María Caneda y su hombre de confianza, Fidalgo, se crecían y retaban a Gil y Gil en plena calle madrileña…  Años que quizás no fueron gloriosos del todo, ni especialmente recordados en general por los españoles futboleros, pero sí por nosotros, por los gallegos en general.

Quedará siempre en el recuerdo aquel subcampeonato de invierno, o el inolvidable 2-6 al  Deportivo de A Coruña, en Riazor; o las peleas verbales de Jose Maria Caneda (presidente de la SD) con Jesus Gil, el presidente del todopoderoso Atlético del doblete y con todo el que se le pusiese por delante…

Aquellos cuatro años en Primera sirvieron para demostrar que un equipo humilde, si se lo propone, puede llegar a hacer cosas muy grandes, y ¿por qué no?, pelear con los poderosos de tu a tu, como muchos años antes ya lo hiciera el no menos histórico Pontevedra C.F. de los tiempos del «hai que roelo»…

20 años después, José María Caneda, el presidente-artífice de este Compostela que evocamos, ya no tiene aquel lenguaje tan desafiante de antaño, porque reconoce que…

—–  En el fútbol -la experienciame lo dice- pasas de la gloria a la nada, del éxito al fracaso, en cinco minutos. Muchas veces, inmerecidamente. Pero es así… y por eso hay que ser muy humilde siempre; jamás perder la humildad.

José María Caneda, un presidente de Primera.

José María Caneda, un presidente de Primera.

 Pero es indudable, también, el mérito enorme que Caneda tuvo. Algo que Santiago jamás se lo ha reconocido, pasándole de héroe a villano en esos cinco minutos a los que este hombre se refería.

En todo caso, hay que recordar que la historia de la S.D.Compostela es muy peculiar. Club simpático, que siempre resultó entrañable al resto de Galicia… Club de altos y bajos en sus logros, que peleaba por entrar en aquella potente Segunda División de antaño… ¡Cuánto dinero de su bolsillo no puso en los años 70 el bueno del presidente Pepe Albarrán, tan calumniado en la época por un necio!.

Oscurecido el Compos luego, en horas bajas, mientras crecía el protagonismo de aquel famoso Vista Alegre, el otro club de Santiago que, por momentos parecía el más importante. Pero… estaba antes, aquel Compostela que en Tercera (que era casi una Segunda B de ahora) arrasaba con aquella delantera: Machicha-Matito-Julián-Fito y Garrincha.

Fundado en el año 1962, la SD Compostela llegó a convertirse por su trayectoria en uno de los clubes más relevantes  de Galicia. Su etapa más brillante transcurrió entre los años 1994 y 1998 en donde jugó en Primera División. Las primeras temporadas desde su fundación las disputó en Tercera División con varias promociones de ascenso en las que la mala fortuna se hizo presente, como en aquella inolvidable ante el Ibiza. Finalmente logra el ascenso a la nueva Segunda División B en el año 1977.
El Compostela comienza a configurar su etapa más destacada en el inicio de la década de los años noventa. En esos años, alcanza la Segunda División y logra el ansiado ascenso a Primera tres temporadas después, concretamente en la 93-94, lo que hemos evocado en la razón de ser del presente reportaje.

Tras el descenso de Primera, el Club entró en una situación convulsa debido a los malos resultados y a las dificultades económicas que lo condujeron a un nuevo descenso de categoría. De esta situación, se recuperó y volvió a la Segunda División en la temporada 2002-2003, pero de nuevo la crítica situación económica y el impago de deudas avocó al Club a la inestabilidad deportiva que finalizó con su disolución como Sociedad Anónima Deportiva (SAD). No obstante, el equipo continuó vigente como entidad social y deportiva, militando en la categoría de Regional Preferente Norte y en las categorías inferiores. Una directiva renovada, procedente del área empresarial y profesional,  conocedora del mundo futbolístico, se hizo cargo del equipo a comienzos de 2011 tras adquirir todos los derechos legales, solventar las deudas y lograr la recuperación del nombre fundacional. La entidad volvió a denominarse SD Compostela en el verano de 2011. En la temporada 2011/2012 el equipo realizó una brillante campaña que culminó con el salto a Tercera División. Ahora instalado en la Segunda B, ni que decir tiene que sus dirigentes sueñan con poder protagonizar un día futuro, lo que en la década de los 90, esta entidad fue capaz de lograr.