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LINA ÁLVAREZ, UNA VIDA CONTRA LOS IMPOSIBLES

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A SUS 62 AÑOS, EL MES QUE VIENE DARÁ A LUZ UNA NIÑA.

Lina Álvarez es mi personaje de la semana. Es médico de familia pero, por encima de todo, mamá de un jovencito de 27 años al que llama “Chiquito” y de otro de diez, Samuel. Ahora vuelve a estar embarazada a sus 62 años. Espera una niña que se llamará como ella.

El ginecólogo le dijo que todo irá bien y en los próximos días tiene consulta con los especialistas del Hospital de Lugo, donde dentro de un mes nacerá lo que ella llama…

—- El milagrito, mi niña tan esperada, tan deseada…

La verdad es que, una vez que conoces la historia de Lina, su embarazo a esa edad, a pesar de tratarse de un caso único en el país, resulta lo menos importante de su vida. Es una luchadora capaz de enfrentarse a los poderosos en los tribunales o de acampar frente al Congreso de los Diputados para defender los derechos de su hijo… “al que incluso le quitaron la ayuda de la dependencia”. Verás.

El cerebro de Chiquito, su primer hijo, resultó dañado en una prueba de amniocentesis realizada por un ginecólogo al que Lina culpa de todo. Lleva 27 años sin hablar y semiparalizado. Su madre lo cuenta así…

—- Tenía 34 años cuando me hicieron una prueba innecesaria. Pincharon la cabecita de Chiquito y le provocaron una hemorragia cerebral. Durante años me ocultaron las pruebas pero al final tuve una resonancia, que solo se hace en la Clínica Ruber de Madrid, en la que se visualiza lo ocurrido.

Lina Álvarez le echó coraje. Se metió en pleitos contra el ginecólogo que hizo la punción a su hijo pero la Justicia le quitó la razón. Pasó años reclamando e insistiendo hasta que la misma Justicia le embargó el sueldo y hasta el piso…

—- Aún sigo pagando deudas al Juzgado. Gracias a eso no pierdo la ilusión porque defender la verdad, reconforta…

Y se queja del Servicio Galego de Saúde…

—- Pasé mi vida llorando. Durante largo tiempo lloré todos los días porque no sabía afrontar la enfermedad de mi hijo, al que tenía que ingresar dos veces a la semana. Iba llorando con él a las guardias nocturnas, de las que el Sergas nunca me eximió…

Lina tuvo a su segundo hijo hace diez años; es decir, cuando ella tenía ya 52. Los ginecólogos lo desaconsejaban pero ella se empeñó y ahí está Samuel, un niño que es un encanto.

Ahora Lina dice sentirse feliz y recompensada con esa niña que llegará el mes que viene.

—- ¿Y cómo ocurrió el milagro?

—- Un ginecólogo de Madrid me propuso que hiciéramos las pruebas y que si las superaba lo intentaríamos con un embrión implantado. Había solo un 6% de posibilidades… ¡Me quedé embarazada y aquí está mi niña! La Lina que llevo en la barriga es la mejor recompensa.

—- ¿Y qué les dice a esa gente que la critican por tener una hija a tan avanzada edad?

—- Ya me criticaron cuando vino Samuel. Pero yo me siento una madre más que no tiene ningún tipo de conflicto generacional con sus hijos…Realmente me ayuda la experiencia y esa fortaleza adquirida a lo largo de mi vida y por mis circunstancias.

—- Ya, pero cuando su hija tenga treinta años usted tendrá noventa…

—- ¿Y qué? ¡Ya estará criada! ¡Yo seré una abuelita!

Lina Álvarez cumplirá 63 años el próximo mes de enero pero se siente joven, con fuerzas; afirma que la esperanza de vida para las mujeres de este país es cada día mayor… Mucha culpa de su vitalidad la debe tener ese su ajetreo diario: cuidar de su hijo enfermo, llevar y traer a Samuel al colegio, ejercer su difícil profesión e incluso caminar una hora al día.

Sin duda es una mujer admirable. Ni se te ocurra criticarla por ser madre a los 62…

Espiral Celta FIRMA