galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

LALIN, KILÓMETRO CERO

         Dicen que en las entrañas de esta tierra late el corazón verde de Galicia. Es fértil, bella, rica en patrimonio y espacios naturales, pero,  al mismo tiempo, industrial, moderna y dinámica, lo que permite a sus habitantes mantener una excelente calidad de vida. Sobre todo, a partir de la construcción de la autopista a Santiago y a Ourense,  cuando completó su tejido industrial.

        Esta vez te llevo al lugar donde nació mi inolvidable amigo Pepe Cuiña, empresario e ilustre político que llamaba a esta tierra “Kilómetro Cero”… Porque Lalín es el centro geográfico del país.  

 

          Esta es la capital de la extensa comarca del Deza, en la que se encuadran cinco municipios más. Todos tienen escritas en su piel brillantes páginas de la historia moderna de Galicia pero Lalín es, desde su pujanza empresarial, el motor de una zona que en otro tiempo fue un auténtico vivero de emigrantes.

          Sus habitantes presumen de Lalín. Lo hacen hasta tal punto de que, medio en broma medio en serio, hicieron popular un festivo slogan:

          “Viva Lalín con razón ou sin ela”.

         Su comercio no cierra ni en crisis y su polígono industrial ya cubrió hace tiempo todas las expectativas empresariales. Esto es lo que prueba que estamos en el centro neurálgico de una de las zonas más ricas de Galicia.

          Y eso se nota en el conjunto urbano lalinense, cuyo desarrollo ha sido espectacular en los últimos años: modernos edificios, calles excelentemente urbanizadas, grandes espacios públicos para el ocio y algo consustancial con su vieja tradición de villa hospitalaria: numerosos establecimientos hosteleros; restaurantes  donde hay que comer un buen cocido, el rey de su gastronomía, que incluso tiene fiesta propia pero no de un día, sino de un mes.

          Lo del cocido y su fiesta fue otro invento de Cuiña y este año, si la memoria no me falla, cumplió 44 años que es mucho cumplir comiendo todas y cada una de las sabrosas partes del animal totémico de la aldea gallega.

 

      El municipio de Lalín tiene una extensión de 300 kilómetros cuadrados y también es una realidad rural, que se divide en 50 entidades parroquiales. El paisaje mezcla en ellas la mediamontaña, altiplanicies y frondosos valles.

     La riqueza forestal es enorme: junto a los típicos árboles maderables se conservan bellísimas fragas de bosques autóctonos, con carballos, castiñeiros y otras especies de gran valor ecológico.

     Y hay lugares magníficos, perfectos para el contacto con la naturaleza, en su montaña mítica, la sierra del Candán, o a orillas del Deza, el río que nace en ella para recorrer toda la comarca y cederle su nombre.

 

     La montaña y los bosques dejaron sitio a los verdes prados, porque la ganadería es un pilar fundamental de la economía de estos lugares, en los que también se nota ese espíritu emprendedor de la gente de Lalín, con numerosas iniciativas agropecuarias: granjas de aves o conejos, modernas explotaciones de ganado porcino…

    Dicen que esto era un infierno en la época de la emigración pero ahora es un ejemplo de cómo convive el medio natural con la industria. Que en el rural lalinense la industria agroalimentaria complementa a su potente sector ganadero.

 

          La de aquí es gente con iniciativa, de larga trayectoria empresarial, social y cultural. En Lalín nacieron artistas como Laxeiro, un pionero de la aviación como Joaquín LorigaRamón Aller, el más famoso astrónomo gallego; el ilustre matemático José Rodríguez o el investigador Wenceslao Calvo Garra, toda una eminencia en el estudio de los efectos de la radiación atómica.

         Estos son algunos nombres de los más significativos personajes aquí nacidos en tiempos menos propicios que incluso los obligó a emigrar, al igual que algunos miles de personas que todavía viven en Latinoamérica. Solo en el Cono Sur americano hay casi cincuenta centros creados por esas gentes, que mantienen aún viva la llama de la Galleguidad.

          Esos lalinenses y dezanos del exterior están presentes en la memoria de todos por su generosidad. Gracias a muchos de ellos este territorio conoció la cultura y el progreso.

          Hoy, desde luego, no emigrarían de Lalín porque soporta la crisis bastante mejor que el resto del país. Y eso se debe a su gente.

 

          Te contaré una historia poco conocida incluso para los de aquí. Florentino Cacheda, uno de los más reconocidos diseñadores y empresarios del mundo de la moda, comenzó fabricando pantalones vaqueros. Tuvo tanto éxito desde un principio que exportó a USA sus primeras producciones

         —- Levaba os pantalóns nun “Jumbo” dises de carga e os vendía toditos…

         No voy a decir quién me lo contó pero te daré una pista: fue un empresario del aluminio que el año pasado llevó a cabo la construcción de la nueva terminal del aeropuerto londinense de Heathrow