galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

LINDRÍN, EL PESCADOR

José Manso Vázquez, «Lindrín»

Tan solo tres días antes de morir le habíamos entrevistado DESDE GALICIA PARA EL MUNDO. Era un gran tipo, de fácil conversación sobre peces de río, anzuelos y cebos,  pero tan prudente que aquel día me reiteró su negación a desvelar los secretos del Dictador:

— Mire, eu de política non sei nada, así que non me pregunte.

A José Manso Vázquez, el guardarrío de Chelo, todos le conocían por Lindrín; y le conocían todos los buenos pescadores que saben de la importancia de este coto de Coirós, en el río Mandeo.

— Aquí agora soio hai troitas. Antes viñan sargos, salmóns, anguías…

— Pero… ¿Franco sabía pescar ou era vostede o que pescaba por il?

— Eu ainda pesco agora… ¿E a vostede gústalle a pesca?

Lindrín, el pescador, permanece vivo en el recuerdo de cuantos pasaban en Chelo sus horas de ocio…

Además de de ser el mejor pescador y el que conseguía que Franco cobrara buenas capturas, Lindrín fue siempre un personaje entrañable, consustancial con el paisaje de ribeira que guardaba, y que conocía palmo a palmo tras millones de horas pasadas frente al Mandeo, caña en mano, persiguiendo truchas, salmones y reos… cuando  el Mandeo bajaba bien habitado.

— A contaminasión…

— ¿Cómo?

— Os ríos están cada día mais contaminados, por eso hai pouco peixe…

José Manso «Lindrín», era el mejor conocedor de este espacio de pesca. Era como un radar de río con cara de anfibio, capaz de situar el exacto refugio del salmón, o del reo, o de la trucha…Trataba de tú a los peces.

Me contaran en Coirós que llamó don Claudio a Franco “porque todo ó mundo lle chamába «Claudillo»…

— ¿E que lle dixo?

— Preguntoume por qué lle chamaba don Claudio…

— ¿E entón?

— Díxome que se chamaba Francisco e ahí quedou a cousa. Por sorte ahí quedou a cousa…

El dictador gustaba de pescar en el Mandeo acompañado de Lindrín, pero es falsa la leyenda de que a Franco le amarrasen los salmones a su anzuelo…

— Non ó… ¿Quen llos iba amarrar? ¡Aquí non había buzos!

Pero cuando Franco anunciaba visita él, Lindrín,  se encargaba de que nadie pescase en este espacio, hoy protegido, durante al menos quince días.

Así garantizaba la pesca al dictador…

Y así calmaba Lindrín la furia del Régimen. Un Régimen que por fortuna todo el mundo tiene olvidado…

Pero a Lindrín -aquel pescador de Coirós que también fue taxista- nadie le olvida…

Chelo, en Coirós, espacio protegido.