Verín

Capital de Monterrei

Castillo de Monterrei

“Verín de Verín” suena a viejo slow americano de Sinatra y es verdad que el periodista Blanco Campaña, que hoy anda a caballo entre Galicia y el cálido Puerto Rico, le dedicó una letra muy especial a sus aguas minerales, en aquella “Ruada”, pionera del actual “Luar”, de la TVG.

Sí. Verín es Verín por sus aguas mineromedicinales, la  razón que atrae a la villa del Támega a miles de agüistas, que así se llamó siempre a los que, bien por iniciativa propia o por consejo médico, hacen curas de salud a base de varias tomas diarias y de largos paseos por los bellos entornos verinenses.

Algunos de estos agüistas llevan más de tres décadas visitando las fuentes de Sousas, Fontenova o Cabreiroá; por otra parte, auténticas embajadoras de estas tierras de Monterrei, en cualquiera de las ciudades de Europa a donde vayas. Porque son “mano de santo”, dicen aquí, para eliminar toxinas y para el riñón.

En el valle de Monterrei las aguas minerales tienen tanta importancia como los vinos con esta denominación de origen. Actualmente los viejos balnearios,  que fueron principal causa turística de la comarca, aguardan que la iniciativa privada los modernice; y Verín de Verín vuelva a ser aquel gran centro turístico que fue en la Belle Epoque, cuando sonaba en las gramolas el viejo slow.

Mientras esto llega, sigue siendo saludable visitar, entre otros, el recinto de Cabreiroá; con bosque y zonas ajardinadas, además de los edificios del antiguo hotel, la actual planta de envasado, y el “Templete de los Agüistas”, una construcción del 1907, octogonal con paredes interiores de azulejos, y en el centro una enorme burbuja de agua, que mana por un pequeño grifo.

Esta es el agua de la salud que mana de las entrañas de la tierra de Verín…

Cabreiroá, el encanto perdido de la Belle Epoque de Verín…