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¿POR QUÉ TODOS LO LLAMAN COLÓN, CUANDO EN REALIDAD QUIEREN DECIR PEDRO MADRUGA?

PEDRO MADRUGA +

Por Raquel SERTAJE NOGUEIRA

Parece que estamos cerca de desvelar el misterio que, por los últimos 500 años ha tenido de lo más intrigada a una significativa proporción de la población mundial: El origen de Cristóbal Colón.

Como no soy historiadora y carezco de fuentes fidedignas que proporcionen evidencia para verificar semejante hallazgo, ¿Acaso alguien las tiene?,  me uno a lo dicho por los expertos en el tema, y añado mis propias fuentes de sospecha para reafirmar que, efectivamente, el navegante más “ilustre” de la historia –restando a Ulises quien también sospecho era de Malpica- era en efecto, de origen gallego.

Antes de exponer alguna de las irrefutables hipótesis que podrían resolver de una vez por todas este enigma, sobra decir que a los que menos nos importa el tema es, efectivamente, a los gallegos. A ver, ¿Qué hay de nuevo en que un paisano se vaya a hacer las Américas? ¿Tenemos que levantarle un monumento? Pues… ¡Estamos apañados! Si a cada emigrante que “deixa a leira” le tuviéramos que erigir una estatua, no nos llegaban los 29,574.4 km cuadrados de los que disponemos para tanto reconocimiento escultural.

En primer lugar, la Santa María, -apodada cariñosamente “La Gallega” por los marineros de la expedición-, fue la nave escogida por el Capitán para realizar la travesura. Genovés sí… ¡Por eso se decantó y depositó su confianza en la ingeniería “Made in ná Casa”para ir a las Indias! ¿Qué puedo decir? El lema Galicia Calidade ya circulaba por varias esferas en la Iberia del S. XV. Además, los Gallegos, aunque gente de mundo, somos algo desconfiados. O sea, tú dirás lo que quieras de un Ferrari, pero el carro del Manolo es el carro del Manolo. La única marca que nos inspira 99% de confianza es la “Dá casa”. Y digo el 99% porque también somos precavidos; siempre es bueno dejar un huequito a la duda. Por lo que pueda pasar.

En segundo lugar, ¿Quién más que un Gallego se puede dar de bruces con un continente que no tiene nada que ver con las tierras del Kan, pero sigue emperrado en buscar al emperador? Que sí! Tontos no, pero cabezones lo somos un rato largo. Tras comprobar que los indígenas no conocían al tal Kan, se puso ciego de codicia y empezó a bautizar todo lo que pilló por delante con lo primero que se le venía a la cabeza que, dá la casualidad, fueron las cuatro cofradías de Pontevedra: Puerto San Nicolás, la isla de San Juan Bautista, el Cabo San Miguel y la isla Catalina. Después de tantos meses extraviado,  lo que tenía nuestro amigo Colón era una morriña de tres pares de narices. Si me esfuerzo un poco, juraría que puedo oír el sonido de la Gaita en San Salvador. Lo que me extraña es que no llamase Lacón con Grelos a Punta Lanzada!

Puedo seguir. Lo del Huevo de Colón no podía ser más Gallego…  ¿Qué cómo se sujeta el huevo?  ¡Por Dios! ¡Rompiendo la base, Italianinis! Era difícil, ¡eh! Lo mismo que cuando mi madre me regaló el Rubik y después de mucho tiempo intentando resolverlo (vale, vale 5 mnts., que ya son demasiado para una adolescente impaciente) me dispuse a quitar las pegatinas y ponerlas en su lugar correspondiente. Retos a los gallegos! ! Nos reímos en la cara del reto!  Si se me permite una pequeña incisión en la narrativa, he de decir que Alejandro Magno también tuvo un momento de lo más gallego cuando, a sablazo limpio, deshizo el nudo gordiano y procedió a la conquista de Asia. Pero ahora estamos hablando de Colón.

Quizás la prueba definitiva de que Colón fuera gallego es que, incluso después de muerto, el hombre no dejó de moverse. De aquí para allí, como el Cid Campeador o el mismísimo formiguillo. Y es que menuda trayetoria la del difunto: De Valladolid a Sevilla, de Sevilla a Santo Domingo, de Santo Domingo a La Habana –Capital de Gallegos Expatriados y exhumados por excelencia-; de la HabanaCádiz y de Cádizla Catedral de Sevilla, de donde todavía no se ha movido. La vida y muerte del Gallego es ajetreada. Oye, no reírse con lo de “de donde todavía no se ha movido”…Menuda actividad de ánimas que tenemos en territorio Celta! Pero es que el invierno gallego es malo para la artritis. ¿Dónde va a estar un gallego mejor que en Andalucía?  Y por extensión a un gallego, digo el resto de la humanidad.

Puedo seguir, pero por ahora voy parando y me pregunto: ¿Tiene sentido que nos obcequemos de este modo en poner fin al aura de misterio que rodea todo lo relativo a la Identidad Nacional de este  “ilustre” personaje? ¿Es realmente importante? ¿Por qué nos empecinamos en saber algo que el propio hombre quiso mantener oculto y nunca tuvo el más mínimo interés por desvelar?

Quizás esta fiebre de querer saber algo que no cambiará en lo más mínimo el pasado o el futuro de las patrias por las que merodeó Colón, se deba a esta retranca nacionalista -que hoy en día está tan en auge- de querer y necesitar que la persona pertenezca a un territorio concreto y delimitado. Al parecer no nos llega con que fuera hombre, navegante y un poco bastante déspota: Nos resulta inimaginable que alguien pueda librarse del bagaje identitario nacionalista. Es la obsesión por hacerlo pertenecer a un mundo concreto cuando, en realidad, este fue un ciudadano del mundo -cuando ni tan siquiera este concepto existía-.

Quizás fue sólo un hombre que se quiso despojar de ciertas ataduras que nada le aportaban, adelantándose con ello a la estrechez de miras en las que muchos quieren ser definidos y definir a los demás. La Patria de un Marino, al fin y al cabo, es su Barco y su Mar. Colón Genovés, Portugués, o Gallego… Tanto monta, monta tanto. Aún así, es legítimo el tratar de averiguarlo. El por qué ya requiere una explicación más seria, detallada y medidas reivindicativas tales como la nacionalización del Cacao, la Patata y el Tabaco.

Aquí tenemos toda una campaña por delante…. Algunos ya se estarán frotando las manos.