galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

SEPTIEMBRE 2023

—- A pesar de que estamos en verano, la mañana está de caldo.

—- ¿De caldo?

Sí, no te rías. Cuando era jovencito e iba a la montaña ourensana el mejor desayuno era para mí una buena taza de caldo. La taza era de barro hecha en Niñodaguia para tal menester. Con frío mañanero entraba aquella exquisitez que ni te cuento. A mediodía repetías y por la noche volvías a repetir. De ahí viene el refrán…

—- ¿Non querías caldo? ¡Pois toma tres tazas!

Y si cuadraba hacías lo mismo al día siguiente porque el caldo viejo está mucho mejor que el nuevo. Le echabas la culpa a las bajas temperaturas y ya estaba.

Para mí el caldo es uno de los entrantes más sanos de la gastronomía gallega y sigue siendo indispensable en las aldeas. Pero recuerdo que a los viejos de entonces se lo cambiaban por sopa de fideos hecha con el caldo del caldo, perdona la redundancia.

No entendí nunca el por qué, hasta que me dio el achuchón y comencé a tener que comer lo que me aconsejaba el médico, que me descuadró por completo: lo que yo creía que era sanísimo a mi cuerpo le sienta fatal, entre otras cosas, el caldo…

—- ¿Por qué?

—- Por la verdura.

Y mucho menos si es de grelos porque son matadores para los que regulamos la fluidez sanguínea mediante una ración diaria de pastillas. Si te cuento esto es para que en vez de tres te tomes ahora seis tazas de caldo al día, porque cuando llegues a mis años solo podrás recordar lo bueno que estaba…

Lo que sí tengo autorizada en mis menús de invierno es una buena fabada así que hoy le pediré a mi compañera o al Dr. Frame -está aprendiendo a cocinar- que me hagan el favor de cumplirme el capricho. Si gustas…      

¿NABOS DE LUGO EN LA LUNA?

Unos cantaban que cuando llegó el astronauta Neil Amstromg a la Luna andaba por allá un gallego del Ferrol, cosa que no me extrañaría nada, a la vista de las sucesivas crisis del sector naval que obligaron a emigrar a la gente, aunque fuese tan lejos…

—- ¿Y ahora?

La última historia es que va la Nasa y se lleva a nuestro satélite la semilla del nabo de Lugo, uno de los sellos de identidad de la gastronomía gallega y del que también se alimentan los cochos ahora que estamos en época de matanza.

—- Bueno, también se llevan berros de Salamanca y albahaca de Navarra…

Pues muy mal, porque La Luna es gris y si el experimento funcionase, sería verde.  Además, esto me huele a gran negocio porque la cámara sellada para el primer intento de germinación sobre la Luna, irá a bordo de una nave privada que resulte ganadora del Premio Lunar X de Google.

—- ¿Pero que tratan de inventar?

El envío de las semillas servirá para explorar el ambiente lunar imitando a los viejos mineros, que llevaban un canario adentro de los túneles para detectar la presencia de gases explosivos.

—– Es decir, que se trata de un experimentito de nada… 

Según la Nasa no es una prueba de cultivo de las plantas sobre el suelo lunar, solo se refiere a un ensayo en una cámara sellada por qué dicen que el suelo está cubierto por un polvo que carece de muchos de los nutrientes que sustentan la vida vegetal.  No existe allí el material orgánico descompuesto que enriquece el suelo terrestre.

—– Bueno, me quedo más tranquilo…

Pero no hay que fiarse porque…

¿Sabéis como se llama el departamento de la NASA que va a llevar a cabo esta operación? Pues… AMES, que es el epicentro del Val de Mahía, el que en su día fue el gran granero de Santiago… ¡Y por algo se empieza!

149.562 ARMAS AUTORIZADAS EN ESPAÑA

Mucho criticamos a Estados Unidos por la proliferación de armas entre la población, pero deberíamos de mirarnos al espejo, según se desprende de una respuesta del Gobierno central a un parlamentario que se interesó por las escopetas y rifles de caza que hay en Galicia. El Ministerio del Interior contestó que están autorizadas 149.562 armas, de las cuales 14.000 son rifles de precisión y el resto escopetas. Se distribuyen así: A Coruña, 47.041. Pontevedra, 39.484. Lugo, 33.849. Ourense, 29.188.

Resultan indignantes estas cifras teniendo en cuenta que en Galicia hay más armas en manos privadas que soldados tiene el ejército español, un total de 133.282.”

NO HAY VALLE SIN RÍO NI ALDEA SIN VALLE

Dos mares abrieron el horizonte a otros mundos y siete caminos milenarios vertebraron el territorio, de cumbres suaves y valles profundos, organizado en torno a mil ríos. Así es la Tierra que habitamos: Luminosa, por la confusión que la luz crea entre el cielo y el agua. Fantástica por sus espacios de leyenda. Hermosa por naturaleza. Dulce por la canción de los árboles. Y noble por las huellas de la vieja estirpe.

Encerrado en mi propio país, hoy me cansé del hogar y allá me fui, otra vez, a dar los mismos pasos de la última década, saludando a la gente…

—- Ola, bós días.

—- Bós días nos dé Dios.

Me sobra con que me salude al paso la gente única, esa que es de mi especial afecto por las vivencias que transmite. Y sigo para que la escena se repita en la próxima parada. Estoy en mi valle. 

Se abre a la calma de la vieja aldea donde hasta el tiempo se detiene para descansar, mientras el río remueve el paisaje para procurarnos los brillos de las mañanas de oro. Este valle se extiende poco más allá del espacio urbano y el río llega desde el monte próximo, tras superar el vértigo de la cascada. En Galicia, no hay valle sin río ni aldea sin valle, que reverdece cuando la bruma mansa empapa la tierra.

QUEDAN DÍAS DE VERANO

Julio y agosto nos dejaron perplejos por el efecto tobogán del tiempo incierto, pero tu bien sabes que en la Tierra Única la estética veraniega se prolonga hasta que se agota septiembre, que es mes aún seco en la montaña y de cálida atmósfera marina en la costa.

Fíjate bien como al paisaje atlántico le devuelven hoy las olas su paz de playa y en la ruta cantábrica predomina la música del mar, cuando la escultura pétrea emerge del acantilado entre la espuma blanca.

Además, las venas fluviales riegan con más calma los valles para procrear verdes paraísos ocultos a donde huir desde el bullicio urbano, que la aldea pequeña comparte con nosotros el relato de cada casa y en la ribera de la ría próxima se habla otra vez de fiesta.

Además, en el valle del vino ya es tiempo de vendimia y en la villa marinera la joven estrella de la cocina innova con el producto gallego de calidad para que nos demos el gustazo.

En septiembre, mis amigos, aún quedan días de verano para disfrutar del espacio natural, ese donde se acaba el cansancio del eterno ir y venir por el mundo, como en los viejos tiempos.

¿ALERTA TIBURÓN?

Nunca me interesó el periodismo sensacionalista por eso solo leo publicaciones serias. Me ha sorprendido y mucho un titular de ayer en La Vanguardia sobre la abundancia de tiburones en las playas españolas, incluso ahora en septiembre, cuando la temperatura de las aguas que bañan la península Ibérica ha descendido notablemente. Dice el periódico catalán que hay algunos bañistas que mantienen su preocupación por el avistamiento de escualos en las proximidades de los arenales de nuestra costa y afirma que más de 50 especies diferentes viven en aguas españolas. 

La información a que me refiero daba cuenta de que, en la mismísima ría de Vigo, fue avistado un ejemplar de tiburón blanco con un peso superior a los 100 kilos. También nos alerta acerca de las playas de España donde podemos encontrar tiburones como el de la fotografía y cita la de Galicia como la costa donde más proliferan todo tipo de especies.

El avistamiento de un tiburón blanco a la altura de las islas Cíes es historia vieja y ya contada, aunque sí es cierto que hay un escualo específico de esas aguas que los gallegos conocemos por “quenlla”, que fue en su momento pez apreciado por los pescadores deportivos.

En nuestras playas nunca se registró un ataque de tiburón y poca gente ha visto el conocido como “blanco” salvo biólogos marinos especializados, porque fueron a su encuentro.

Sin embargo, La Vanguardia cita algunas playas mediterráneas en las que sí hubo ataques de tintoreras a bañistas: Arenas de Sol, en Alicante; Playa de’en Bossa en Ibiza o La Patacona de Alboraya en Valencia, por ejemplo.

Te cuento esto porque el verano se va a prolongar y merecerá la pena, si gustas de ello, que sigas con tus baños de mar. Tranquilo, que en las playas gallegas solo encontrarás, buenas navajas y almejas e increíbles berberechos… para que disfrutes de sus sabores en los chiringuitos.

DECAE EL SEÑORÍO

Decía el maestro Filgueira Valverde que “los pazos son como las tullas de la tradición, erguidos entre las mejores tierras de labradío”. El pazo no solo es un conjunto arquitectónico, grandioso y bello, sino el escenario de románticas historias de época, y fuente de inspiración para los poetas, responsables de su conversión en el referente emblemático de la historia y la cultura de Galicia.  Es en los pazos donde, a través del tiempo, suceden imaginadas pasiones protagonizadas por personajes también imaginarios. La literatura es quien los mitifica.

Pero los pazos fueron mucho más que un escenario de novela. Dieron continuidad a las antiguas villas de Galicia, sobre todo durante los siglos XVII y XVIII, cuando se convierten en epicentro de la economía rural. Se construyen con los beneficios que los hidalgos obtienen del subarriendo de las tierras a los campesinos, sobre los que ejercen su jerarquía y poder.

Estos suntuosos edificios fueron todo un símbolo de importancia social, el reflejo de una sociedad y el elemento principal de una fascinante manera de vivir. La monumentalidad y los entornos naturales magníficos en los que se ubican, añaden un interés artístico a su historia.

En Galicia hay, actualmente, más de novecientos pazos catalogados. De ellos, 200 están en venta. La horquilla de precios se halla entre los 180.000 euros y los cinco millones y medio, según situación y estado.

Cuatro ejemplos que quizá conozcas: el pazo de Urzaiz, en Nigrán, el más caro; hace dos años aparecía tasado en cinco millones y medio, pero ya ha bajado otro medio. Mas barato es uno en Baiona, el de La Ramallosa, tasado en 2’7 millones de euros. Tienes otro en Tomiño por solo un millón y ya puestos, un castillo por un millón y medio en la ría de A Coruña.

—- ¿Por qué crees que se venden tantos pazos?

Porque son una carga económica que no todos pueden mantener. Algunos incluso se usan como negocios de hostelería, para bodas y eventos, o como alojamientos con encanto. Los costes de mantenimiento son muy altos y, por otra parte, las rehabilitaciones que precisan algunos no están al alcance de cualquiera.   

EL MAR DE LOS MUERTOS

En cierta ocasión me contó Laudelino, sabio anciano de O Rosal, al calor del fuego de la lareira de mi casa de Tabagón, que en el monasterio de Oia se encontraron muy antiguas crónicas que hablaban del Mar de los Muertos, buscado y nunca hallado por nuestras meigas.

Por lo visto, la ruta la marcaban por el día el sol en su camino hacia el Fin de la Tierra y por las noches las estrellas de la Vía Láctea. Los caminos de esta ruta estaban sembrados de megalitos y en todo el trayecto, se expresaba el profundo conocimiento de los sabios maestros sobre las tradiciones, mágicas y secretas, que practicaban misteriosas cofradías.

Algunos escritos, tan antiguos que se ignora su procedencia, hablan incluso de una ciudad sumergida. Dicen que, antes de su desaparición bajo las aguas, fue el crisol de la cultura de los pueblos galaicos, creadora del megalitismo y del lenguaje de los petroglifos…

En aquella ciudad se mezclaba el canto rumoroso de los pinos, con el de las sirenas y  la voz de los druidas, en realidad, profetas de aquella época en la que Venus presidía todos los cabos de Galicia.

Esta es la versión más antigua que conozco de la búsqueda del lejano occidente, la que tenía como objetivo encontrar el nunca revelado secreto de un dios y el “mar de los muertos” jamás hallado.

LA MARGARITA CAMBIÓ EL PARQUE EÓLICO

Quién le iba a decir a los ingenieros que aquellas margaritas pertenecían a la casta de las “Centaurea ultreiae” y estaban altamente protegidas porque son una especie en extinción. Ellos hicieron su parque eólico el Monte Castelo y proyectaron otro en el Bustelo, sin preocuparse para nada de la minúscula flor. Estaban demasiado preocupados por sus planes de potenciación de las energías renovables de su compañía y solo tuvieron en cuenta que, en esos lugares, entre Coristanco y Carballo, el viento era el ideal para la instalación de sus molinos y así lo hicieron.

Pero tendrán que modificar los emplazamientos, incluso el ya construido que les costó 33 millones de euros. Medio Ambiente les aprobó la declaración de impacto ambiental, pero les obliga a instalar molinos el triple de altos, más potentes y menos unidades para que las margaritas puedan seguir creciendo y multiplicándose.

QUE ESTÁ PASANDO EN LA TIERRA Y EL MAR

¡Cuánto echo de menos a Manuel! De vez en cuando aún acudo a él para escuchar en mi subconsciente aquellas sentencias suyas sobre lo que estaba pasando a nuestro alrededor. Había veces que se refería a los animales como si solo ellos pudieran contarnos lo que le ocurre al medio ambiente…

—- ¡O xabaríl baixa porque ten a despensa cerca!

Se refería a que las leiras estaban ahora demasiado próximas a los montes y entre la industria maderera, los incendios forestales y las calorísimas les hemos dejado sin alimento…

—- Nadie quere pasar fame. O xabaríl tampouco.

Me pregunto qué diría Manuel de esas orcas que atacan a los veleros y le están causando serias averías. Hasta tal punto que el Ministerio de Transición Ecológica se está planteando prohibir a estos barcos deportivos que naveguen por la costa de Ferrol a Cedeira, alegando razones de seguridad para los navegantes y para las propias orcas. Manuel como era una persona seria, diría…

—- Eu non sei que lles pasa, pero si se poñen tolas e porque notan algo raro no mar.

Y seguro que es así, que jamás las orcas se pusieron tan tontas al ver un barco de vela.

Como tampoco los lobos corren delante de los coches por las carreteras como hemos visto en un video viral grabado, en la carretera de Navia de Suarna a Fonsagrada, por un conductor medio loco al que probablemente sanciones la DGT de forma ejemplar por maltratar a un animal salvaje. La multa puede ser de tres mil euros.

—- Por aquí por o Liñeredo, antiguamente había lobos pero non se metían con ningún home…

—- E con ningunha muller.

—- Agora non quedan porque os mataron ou fuxiron dos cazadores.

La tierra y el mar significaban para Manuel la vida. Era un buen pastor, de esos que le pedían perdón a los cabritillos cuando los llevaba al matadero, diciendo…

—- Tú eres el cordero de Dios que quita los pecados del mundo… pero eu teño que comer.

Esta semana todos los cazadores se han echado al monte a por el jabalí.  La Xunta les ha abierto el grifo y no van a dejar uno vivo. Con mis disculpas a quienes se sienten perjudicados por el porco bravo, te diré que hemos vuelto a las salvajadas del siglo pasado. No creo que eso esté bien.

CUANDO EINSTEIN ESTUVO EN VIGO

Esta noche se me coló en mis sueños Barreiro, cronista del puerto y del aeropuerto de Vigo en mis tiempos radiofónicos. A menudo tomábamos un café a media mañana en el Café Fraga y me anticipaba su crónica del día siguiente. Así me enteraba antes que sus lectores de qué trasatlánticos iban a amarrar en la estación marítima internacional próximamente.

Barreiro sabía latín y lo rimaba con la gente humilde de aquel puerto de entonces. Le avisaban cuando un suceso merecía la pena e incluso le contaban qué gente famosa venía a bordo de aquellos buques enormes, que ocupaban todo el muelle de trasatlánticos e introducían en la ciudad, durante unas horas, a miles de turistas.

El puerto era lo importante porque a Peinador solo llegaba un Focker al día, de turbohélice, medio vacío. Era el avión “de línea” y volaba a Vigo desde Madrid. Tardaba tres horas de Vigo a Barajas.  

Mi colega fue un gran estudioso del puerto de Vigo y por el supe que Albert Einstein había hecho dos escalas aquí, en marzo y en mayo de 1925: por lo visto lo que más le asombró de la ciudad fue la luz y especialmente el ocaso. El sabio autor de la Teoría de la Relatividad contempló cómo se escondía el sol tras las Cíes desde la cubierta del “Begoña” y lo anotó en su diario…

—- Riqueza de colores y puesta de sol en Vigo. Incomparable.

Entonces y aún ahora me digo a mi mismo que Einstein y yo tenemos algo en común: a los dos nos asombró el luscofusco… (Palabra que mejor define ese momento en el que el astro rey de nuestra galaxia se hunde en el mar con relativa lentitud, junto a las islas de nuestros mitos). 

Voy caminando por el parque central dando tumbos, como borracho, ebrio por el sueño que me perdí y pensando en nada, harto de filosofar toda una noche en la que ángeles y demonios se disputaban mi alma en pena, mientras yo daba vueltas y más vueltas envuelto en blancas sábanas.

—- Claro, no tomaste la pastilla.

—- ¡Algo peor!

Resulta que me olvidé de la leche con galletas… Es la receta que heredé de Mamá Ramona, mi abuela. Siempre me venía con un gran vaso de leche y cuatro galletitas con pintas de chocolate entre la masa. Eso era suficiente para un descanso feliz, sin interrupciones, sin malos sueños, sin filosofar sobre los malos rollos del día…

—- No me digas que la leche y las galletas sustituyen al Lorazepán…    

Pues sí, porque la leche y las galletas son una combinación que enriquece el triptófano, un aminoácido que en nuestro cuerpo resulta ser el encargado de sintetizar la hormona melatonina, que es la sustancia implicada en la inducción del sueño.

—- ¿Y no será que entonces tenías 15 años y ahora tienes 80?

Supongo que en el bien descansar todo influye, pero las abuelas, aunque no son científicas, sí son muy sabias. Hazles caso. Ni te imaginas las muchas sentencias que guardo en mi memoria pronunciadas por mi abuela, maestra de las de antes de la guerra y autodidacta de la vida.

REFLEXIONES DE LA ANCIANIDAD

Lo sé, son “Días” absurdos. Me refiero a las dedicatorias que apuntan las redes para que, o bien te pongas en plan celebración o exclames el clásico…

—- ¡Cago en tal!

Porque te han tocado la fibra sensible o te dieron la mañana. Porque hoy es el DIA MUNDIAL DE LA DEPRESIÓN… Sí, me lo contó una voz de chica joven en la SER. Y desde entonces, no te lo creerás, pero llevo el día preguntándome a mí mismo…

—- ¿Estaré deprimido?

—- No hombre, hoy vas más lento porque estás dormido.

Resulta que algún galeno me dijo que la depresión se nota tanto en la lentitud de tus actos como en el desinterés por las cosas y que había que controlarla bien porque podía degenerar en esquizofrenia.

Pues esta mañana tardé más de la cuenta en la ducha, desayuné saboreando lentamente cada galleta y cada sorbo de café. Hice todo lo que tenía que hacer con mucha calma y ahora, aquí me tienes frente al teclado buscando letra a letra para lograr hilvanar una frase.

—- Eso es vagancia y hay días que pasa en las mejores familias.

Puede que además de lento esté vago. Pues sí.

Y no me extraña que tú, mi amigo, también te creas deprimido porque el panorama es así, deprimente; y sí aún encima te dice una voz bonita que hoy es el día de la depresión… es lógica esa inseguridad que se te ha metido en el cuerpo.

Pero no te preocupes ni por las calles mojadas, que aquí la lluvia es arte y mi meiga logra con su conjuro que las raioliñas las sequen enseguida.

—- (….)

Ya, eso otro parece que no tiene remedio, este es el Reino de la Mediocridad. Desde el monarca que detenta la Jefatura del Estado… al alcalde de ese pueblo de la España vacía, todos los que se arrogan un carguito en las numerosas y diversas administraciones, sí que están hoy de celebración porque han conseguido lo que no logró ningún coronavirus.

—- ¿El qué?

El que el estado de las naciones haya entrado en barrena hasta tal punto que se hace necesario reabrir los centros psiquiátricos que se cerraron tan alegremente con la entrada del Tercer Milenio. ¡Ponte a la fila!

El sol penetra esta mañana entre nubes blancas y calienta el paseo. Son esas “raioliñas” que nos ayudan a soportar los días oscuros de la aldea, cuando las palabras de mis paisanos suenan a versos malditos, porque la inspiración les viene de lejos, en alas del viento de los huracanes atlánticos.

Hoy, a pesar de la buena luz que hace más bella la foto de portada, se masca ya la tormenta subtropical que nos llegará por la costa. Esta tarde nos promete chubascos en algunos puntos del país, pero en ningún caso sucederá aquí lo de días pasados en algunas poblaciones de la costa mediterránea, donde el agua les llegaba al cuello y las calles eran nuevos canales de navegación.

Mirándome en los espejos del río aquel de mis recuerdos, el agua me devolvió a la memoria mis escapadas en tren, cuando aún era un adolescente.

En tren íbamos los de la pandilla a bailar a la Sala Reque de O Carballiño, porque todos nos habíamos enamorado de La Vikinga, rubia como el oro y trencitas de niña buena, ojos claros de gata mimosa y un cuerpecito gentil de los que pintaban en los cuentos. Amores de antes, amoriños primeiros, de esos que nadie olvida.

El segundo trayecto de mis fines de semana en tren era el que, pola beira do Miño, conducía al Vigo del Celta de mis desamores, porque cada vez que perdía me decía a la salida del estadio…

—- ¡Seré imbécil! ¡Tres horas para venir y otras para volver y ni siquiera empatan!

Pero a la vuelta disfrutaba del paisaje del Miño, cuando el viejo tren iba por la orilla del río camino de la Estación Ourense-Empalme.

Los pueblos de las ribeiras se escondían a su paso, pero el tren aquel se miraba orgulloso en el río y hacía patente el poder de hierro de su locomotora… echando humo y entonando aquel trepidante cha-ca-chá, la gran sinfonía.

Cuando llegaba por fin a la gran estación aún tenía tiempo de tomarme algo en la cantina acompañando a unos pocos que bebían la pócima del desamor de cada domingo noche. Allí, en aquella barra de granito rosaporriño, conocí algunos secretos poco contados del ferrocarril de Galicia.

Por ejemplo. Hace unos días que los amantes compostelanos del ferrocarril conmemoraron la llegada a la estación de Santiago del primer tren procedente de Ourense. Fue en 1958, hace 65 años. Yo tenía 15. En realidad, lo que se inauguraba era que los santiagueses ya podían ir directamente a Madrid en el TAF, el automotor de la Fiat. Ese día se puso en uso el puente del Ulla en Gundián, que acortaba la distancia en 231 kilómetros, pero aún así había que echarle valor para viajar a la capital del reino: ese tren tan “novedoso” tardaba once horas en cubrir el trayecto.

Hoy, en el Alvia, solo consumimos tres porque no nos permite conocer la geografía del ferrocarril, se traga la mayor parte de las viejas estaciones y solo te permite el plano general del paisaje. 

ESAS CHARLAS MAÑANERAS… NOS MAREAN

Buscando la inspiración me puse esta mañana a la sombra de un abedul en el parque central de la City. Una sentada a tiempo viene bien para descansar estas piernas, cansadas de tantos millones de pasos dentro y fuera del país. Sin embargo, este amanecer no me entretiene hoy con la perspectiva, sino con el martilleo de las palabras que salían por la radio, a primera hora, a borbotones, como si se tratase del cauce de un río desbordado.

En esto que se me sienta en el otro extremo del banco mí venerable amiga la maestra Adelaida, como queriendo escuchar, pero sin querer interrumpir. ¡Nunca me había fijado en lo bien que suenan los silencios a dúo!

Es que… estoy pensando otra vez en esas conversaciones hertzianas y en el descaro con el que algunos sueltan su discurso sobre la actualidad más actual; es decir, la misma de todos los días desde hace un sinfín de días. Es gente generalmente desconocida salvo la que se publicita en la tele; y no suele tener un bagaje cultural tan amplio y variado como la temática que se autoimponen, para que los oyentes comiencen el día con la cabeza hecha un bombo de esos enormes típicos de la “raia” portuguesa, sustitutos al otro lado del Miño del apasionado quinteto tradicional de gaitas de nuestras alboradas…

Paro, presupuestos, crisis económica, turismo de ruina, ancianos que se mueren, futbolistas que se van, vuelta al cole, el gobierno, la oposición, las autonomías, las autonosuyas, más líos con nombres propios, Puigdemont, el moreno de  Sánchez, el gran discurso de investidura de Feijóo, aún por venir…

¿A que sí? ¿A que ya empiezas a marearte, amigo mío? Pues podría seguir enumerando otros temas, incluso los banales; porque en las charlas mañaneras de las radios tampoco faltan cinco minutos dedicados a lo rosa que es nuestro mundo y al futbol femenino, ya sabes, el de los  líos…

En esto Adelaida, pone fin al silencio…

—- ¿Sabes que te digo? ¡Deberíais de gobernar los periodistas! Sois tan sabios que no sabéis de nada…

Menos mal que yo ya soy un jubilado porque la venerable maestra vuelve a tener razón…

No se me va de la cabeza aquel paseo con José Antonio Durán por el litoral de Rianxo. Fue una caminata que dio para sacudirme el estrés del cuerpo del director de la tele y también para conocer mejor al que considero el padre de la galleguidad. Al despertar esta mañana me acordé otra vez del amigo que se me fue… y me lo imaginé vagando junto al espíritu de Castelao por las calles de Rianxo. Me ocurre con frecuencia: cuando afloran los recuerdos hago revivir a los protagonistas de nuestra cultura universal y los veo al lado de aquellos amigos que merecieron en vida el título de ilustres.

Y aquí me tienes hoy, contemplando desde la cama el techo de la alcoba en el que imagino la serenidad marina, teñida de azul romántico, al mismo tiempo que percibo el rumor de las olas que van y vienen hasta la arena de la playa de Tansil.

No me creerás, pero anoche cerré los ojos para escuchar la versión original de “A Rianxeira” cantada por un grupo de ninfas bellísimas. Y la escuché. Creo que esta es una buena forma de comenzar un día de sol casi sin nubes.   

PULPO Y CALAMARES CON OTROS ACENTOS

Las Rías de Galicia estaban llenas de calamares y pulpos, eran las especies más abundantes de aquellos mis inicios periodísticos en el Diario de Pontevedra. En los propios muelles de los puertos veías a gente con cañas que llenaban un caldero de calamar autóctono, pescándolos uno a uno. Tanto abundaban estas especies en los sesenta que estaban considerados platos de pobres.

Los de ricos eran la cigala de Marín, la centolla de O Grove, el camarón de Moaña, la langosta de A Guarda, las nécoras de Vilaxoan, las almejas de Carril, etc. etc. Pero de vez en cuando, te dabas buenas mariscadas a buen precio.

Hoy, ya sabes, tanto el pulpo como el calamar son también productos de lujo en nuestras lonjas, en cuyas subastas apenas se ven, porque, sobre todo este año, escasean.

Sin embargo, cuando vas al supermercado y a las pescaderías siempre hay pulpo y calamares. En el punto de venta al público sí se obra el milagro de la multiplicación de los cefalópodos. Esta mañana, sin ir más lejos, Gloria encontró dos pulpos de los de kilo y medio y calamares suficientes para prepararnos uno de sus muy afamados arroces.

—- ¿Entonces qué está pasando? Si no hay pulpo ni calamares en las lonjas…

Sí lo hay en los caladeros de Malvinas, Perú y Marruecos. Estos últimos son incomestibles, parecen chicle y no saben a nada. Los de los otros caladeros cuelan para los poco expertos, sobre todo si los barcos que los pescan son de bandera mixta y una de ellas es la gallega.

Concluyendo, actualmente es muy difícil que te sirvan en un restaurante de Galicia calamares o pulpo de la ría, porque esos, los pocos que se subastan, como ocurrió siempre, van para Madrid porque es donde mejor los pagan.

Este día me recuerda aquella noche en Varadero. Habíamos ido de vacaciones unos cuantos amigos para sacudirnos de encima el estrés de nuestras ajetreadas vidas. Estábamos disfrutando de nuestra década prodigiosa, la que el inolvidable doctor Basanta fijaba entre los cuarenta y los cincuenta. Por ahí andábamos todos y todas. Y allá nos fuimos, a Cubita la Bella, a disfrutar del ritmo y del clima tropical. Cada oveja con su pareja y todos en amor y compañía.

El caso es que tomamos por costumbre, esos días, bañarnos de madrugada en el mar del Caribe, de aguas cálidas y transparentes, incluso luminosas, para nadar y echar de nuestros cuerpos el ron de los muchos mojitos que ingeríamos tras una cena impecable a la luz de la Luna grande y con fondo de bolero tradicional.

Una de esas noches, cuando nos disponíamos a entrar en el agua, cayó desde el bello cielo cubano el aguacero inesperado, gotas gordas a millones para que en vez de baño aquella noche tomáramos una simple ducha. Y así fue, nos duchamos porque el agua que caía era caliente y su humedad incluso despertaba a nuestros sudores.

Hoy dicen que va a llover, pero… aún no llegó la borrasca anunciada, que ya le cundieron esta noche los restos del huracán no sé cuántos. A esta hora temprana la estamos esperando para que deje caer sobre nosotros esa lluvia tropical que se presiente calentita porque la importamos del Golfo de México. Prometo ducharme en el balcón para recordar aquella inolvidable noche en la playa de Varadero. Sé qué está cerca porque estas nubes que todo lo tapan son viajeras. Detrás de ellas llegarán las otras, para que nos mojemos a gusto. Porque a pesar de la oscuridad ya estoy sudando con un ochenta por ciento de humedad… Lo mismo que en Cuba. Siempre me dije que no estábamos tan lejos.

LOS EXSOCIALISTAS

En el IV Tercio Sahariano de la Legión “Alejandro Farnesio” conocí a un patriota de Bilbao que entró de lejía raso y llegó a brigada. El tipo se manejaba bien entre los mandos que promovían los ascensos de aquella tropa cuya vida anterior no importaba, solo su audacia y temeridad, como reza la letra de “El novio de la muerte”.

Una vez, recién terminada la guerra de Ifni, el brigada bilbaíno se encontró con sus hombres, rodeado por guerrilleros pro marroquíes, en el Sáhara abierto. Se salvaron todos gracias a los conocimientos militares del jefe de la patrulla y este quedó marcado para siempre como un héroe, después de poner al enemigo en fuga y causarle algunas bajas.

Contándome su vida me confesó lo que yo imaginaba: que había sido un asesino implacable que entró en la Legión Española huyendo de la Justicia. Le imputaban la muerte de su mujer, de su suegra y de su cuñado. Nunca le juzgaron por aquello y sí le consideraron un héroe militar. Todos en el tercio decían que José María era una gran persona. De los asesinatos se había arrepentido.

Si os cuento esta historia es porque me vino a la mente, en plena guerra de investiduras, aquel Manifiesto pro Juan Carlos de Borbón, firmado por 70 exaltos cargos del gobierno español, entre los que se encontraban el expresidente Felipe González, la exministra Esperanza Aguirre y el exvicepresidente más admirado por la izquierda, Alfonso Guerra.

En aquel Manifiesto se nos hacía ver, como si fuera un folleto propagandístico de La Corona, la importancia que tuvo el aún Rey Emérito en esa Transición en la que participamos millones de españoles, muchos más de los que figuran como padres de la patria.

Se obviaba, como es lógico, su papel de heredero de Franco y por supuesto no se contaban los puntos negros que hemos encontrado muchos periodistas en el relato del golpe de Estado del 23-F.

Aquel manifiesto solo contenía grandes elogios y terminaba pidiendo al pueblo español la presunción de inocencia para quien estaba considerado por la Justicia suiza y también por la Fiscalía española un presunto delincuente de guante blanco.

Aquello pasó, quedó sepultado en el olvido y ahora los mismos personajes aprovechan la ocasión para iniciar otra campaña dirigida para desgastar a Pedro Sánchez y su Gobierno, al hilo de un proyecto de ley de amnistía de la que solo hablaron los independentistas catalanes y cuando aún ni siquiera se ha votado la investidura de Feijóo.

Unos pocos quisieron convertir en héroe al exrey que nos puso Franco, lo mismo que los legionarios hicieron con el brigada José María, salvando las distancias. Están en su derecho. Pero lo menos que deben hacer es dar la cara y explicar las razones por las que acusan al presidente de España y a sus socios de Gobierno, de intentar el acoso y derribo de Felipe VI y de actuar en la sombra a espaldas de la Constitución.

Si en los setenta me dicen que Guerra iba a convertirse en el gran defensor de la monarquía no me lo hubiera creído. Y mucho menos de Felipe. Se ve que el paso del tiempo aburguesó a los héroes que iban para socialistas, los que en cuanto pisaron los palacios, dieron marcha atrás.

Un consejo a los ex: disfruten ustedes de sus nietos y déjense de entrar en el juego de la política otra vez, que nadie les pide ya su opinión.

Por cierto, todos los firmantes de aquel manifiesto de marras se sentaban en el Congreso de los Diputados el día en que el presunto juró el cargo de rey… ¡Deberíais releer aquel discurso porque tiene coña!

LOS OTOÑOS SON…

Y sigue el ciclo de la vida misma en esta Galicia donde los otoños son:

La perspectiva ancestral de una laguna glaciar. El regato que se apodera del camino. La naturaleza sagrada que se mira en los dos grandes ríos. El ensueño de las rías de plata. Y los dos mares que lo mismo esculpen estatuas de salitre que besan la playa interminable.

En Cudeiro, cuando el otoño hacía su entrada triunfal, mucho antes de comenzar nuestros magostos, trepaba yo la empinada cuesta del Camino Real para procurar el souto de Chaín y hacerme con los primeros frutos del castiñeiro, mi corazón vegetal. De ambos emanan los ritos que sigo cada año por estas fechas y por eso en todos los cajones y armarios, y en todos los escondites de mis escasos tesoros, hallarás castañas de incierta edad, porque llevo más de 70 años eligiendo aquella que más brilla a pie de campo, la de la suerte. La culpa de esta sana costumbre es de mi abuela…  

—– La castaña y el fuego son los elementos que dan rigidez otoñal a las esotéricas formas de la magia.

Lo mágico es lo que cuentan los abuelos, inspirados por la llama misteriosa de una lareira. Mi religiosa abuela, Mamá Ramona, me contó “una tradición muy antigua”, que asombraba especialmente a los niños cuando preparaban su inocencia para la primera comunión de la postguerra.

La abuela los obligaba a comer castañas, solo castañas, la noche de difuntos; porque así liberaban a las almas en pena del Purgatorio. Por cada castaña que comía un niño, un pecador abandonaba la antesala del Cielo… Algunas noches, cuando la niebla del Miño ascendía por el empedrado Camino Real, los inocentes incluso veíamos como las almas, liberadas de su pena, emprendían la Ruta Xacobea.

La castaña es vital, el principal alimento para la supervivencia de tiempos felizmente olvidados. Hoy, en la moderna gastronomía, ya es otra cosa.

A la castaña le arrebataron protagonismo en las cocinas gallegas el maíz y la patata, traídos hace siglos de América, pero fue el alimento base de cuanto ser humano y cuanto animal doméstico o salvaje habitaba la media montaña de Lugo o de Ourense.

Hoy es postre de otoño y guarnición de platos elaborados con imaginativas y nuevas formas, especialmente aquellos que tienen como protagonista principal a la caza.

A mí me gustaban muy especialmente las croquetas de castaña, toda una exquisitez heredada de mi abuela. Desde que ella viajó al espacio no volví a tomarlas.   

Cuando llega el otoño, la castaña vuelve a ocupar el lugar que le corresponde en la mesa, en la fiesta e incluso en las ciudades, en donde los pequeños carritos-locomotoras aparecen en la esquina clave para dejar en el aire el inconfundible olor a castañas asadas.

Hoy he querido rendirle homenaje a este nuestro fruto porque el paisanaje anda triste; con tanta crónica negra y tanta política barata es bueno recordar que aún nos quedan pequeñas cosas para ser muy felices.

DÍA DE LA ESPALDA

Cuando le salgo al sol que ilumina el sendero para pasear con él nadie me ve. Es temprano y el astro rey no da levantado esos doce grados que anuncia el móvil de los modernos, por eso la gente normal –que es la inmensa mayoría- se queda en casa calentita a la espera del verano que anuncian para el San Martiño.

— ¿Sabes qué día es hoy?

— 26 de septiembre, miércoles.

— Ya, pero me refiero a la celebración de la jornada.

— ¿…?

Sí, mujer, hoy es tu día. El “Día de la Espalda”, esa parte que has machacado toda tu vida para que ahora, cuando pasas de los setenta, se te doble la columna y te obligue a inclinarte ante todo y ante todos, especialmente ante ese traumatólogo que te dice que lo tuyo no tiene remedio y que tienes que aguantar el dolor.

Así que, los que estáis a tiempo no hagáis tonterías de juventud, que no es bueno eso de muscularse excesivamente levantando pesas que vuestra espalda no resiste. Si la tratáis bien ahora, a la espalda, ella os devolverá de mayores el favor.

Xerardo Rodríguez