galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

EL MAR DE LOS POETAS

         Mil poetas aquí llegados y otros tantos aquí nacidos, encontraron musa común en el espacio literario del Mar de Vigo. Por eso su bahía hermosa es también un mar de poéticas emociones que describen la plástica del paisaje y relatan la vida sencilla.

        Los primeros en cantar a este edén de agua de espejos fueron Xohan de Cangas, Mendiño o Martín Codax,  ensalzando esta ría encantada con emocionadas cantigas medievales:

        “Cuantas sabedes amar amigo…  traedes conmig’a lo mar de Vigo.

       El viejo y entrañable maestro José María Castroviejo, con el que compartí  pasión por el paisaje de atardecer en Limens,  describió   asombrado el hostil  batir de las olas atlánticas contra los acantilados de la Costa da Vela…

    “…en donde el Mar de Vigo creó misteriosas cuevas y pozos de  espuma que escalaba la roca hasta nosotros”.

       Celso Emilio Ferreiro puso versos de amor  y embrujo  a la legendaria historia de la que fue «la reina meiga de la Ría»…

                  “Nos areales de Cangas muros de noite se erguían:  Ai, que soliña quedaches, María Soliña…”

        El rebelde Xosé Luís Méndez Ferrín, que hoy preside la Real Academia Gallega, en mis noches de el  “Almas Perdidas”, solía contarme al oído…

                  «O día que eu me vaia no Nautilus, avante,  polo mare de Rande, cara as lamas mais últimas… ¡Levai camelias murchas a taberna de Armando!»

        Porque hasta aquí trajo una vez el Nautilius del capitán Nemo el mismísimo Julio Verne; y así lo contó Hemingway cuando visitó la «ciudad encantada y su mar»:

 En esta bahía cabe toda la flota inglesa… y cual un viejo y fatigado dinosaurio, las montañas de enfrente se precipitan a un mar de color esmeralda».

      A Benito Pérez Galdós le fascinaron las Cíes, «el rompeolas natural», por eso la de Vigo…

    «…Es la mas hermosa de las Rías: una inmensa bahía que mide cincoleguas de largo por dos de ancho»

        Sin embargo Carlos Oroza, paseante solitario y bardo del amor libre, soñó con una musa, errante y desnuda,  en la Playa de Liméns…que aspiraba:

 “El perfumado aire salobre de la dulce playa, respirando el viento de algas, yodo puro que emana del maravilloso vaivén del agua cebrada…”

        Bernardino Graña, poeta de la palabra verdadera y voz mariñeira, vió en este mar a su propia estirpe:

 “O mar mais longo é o meu sangue. O mar mais fondo é esta canle por onde eu vou…”

       Para Luz Pozo, al final, el Mar de Vigo será siempre el sosiego:

  «Agora contemplamos a mar de Vigo xuntos. Vemos caer a noite nun equilibrio ingrávido   e escoitamos a última sinfonía do crepúsculo…  nas avenidas interiores de un xardín en penumbra…»