galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

GASTOS DE DEFENSA

Por Isidoro Gracia

De Ortega y Gasset se cita con frecuencia la primera parte de la frase que yo recojo completa: Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo. Viene a cuento hoy porque España y la Unión Europea, e incluso lo que supone la civilización entendida como la entendemos en esta parte del mundo, pasa por la circunstancia de una guerra activa con riesgo de extenderse hasta límites incalculables, por lo que la segunda parte de la frase es de plena actualidad.

El debate abierto sobre si necesitamos aumentar nuestro presupuesto de defensa, en mi modesta opinión no debe estar referido a un “SI” o un “NO”, hay que ampliar argumentario y perspectivas. El primer argumento es que hoy existe una circunstancia novísima: La agresión de la Rusia de Putin a un país vecino nuestro. De las relaciones comerciales de España con ambos países el CESCE dice que afectan a 15.000 empresas españolas y 11.300 millones de € año. El segundo argumento, nuestra experiencia histórica, vuelve a concretarlo Ortega: El pasado no nos dirá lo que debemos hacer, pero sí lo que deberíamos evitar.

Europa occidental en su conjunto y la UE en concreto para su seguridad han dependido y aún dependen de actores ajenos, con intereses algunos ajenos y algunos coincidentes, en un grado que se puede y se debe reducir, si queremos disponer a nuestra voluntad de una autonomía que nos permita mantener nuestro grado de libertad y bienestar, por nosotros mismos, como ciudadanos conscientes.

Otro tema que la actual situación ha hecho evidente es que aquello de por tierra, mar y aire, es un concepto de seguridad insuficiente, es imprescindible sumar el espacio y el ciberespacio a la ecuación. Estos últimos sumandos hasta los últimos presupuestos han sido poco dotados, e incluso bastante ignorados, por España y por la mayoría de sus socios, y una seguridad mínima aceptable en ambos campos, barata no resulta.

Otro factor a considerar es la imprescindible necesidad de que el papel de España en el mundo evite consecuencias para ella similares a las sufridas por lo ocurrido en la primera mitad del XX, a pesar de las advertencias de Unamuno, Gregorio Marañón, Azorín, Menéndez Pidal, Manuel de Falla, Valle Inclán, Ortega etc. sobre la preocupante falta de consciencia de los españoles sobre lo que se avecinaba, y una situación social, económica y militar que llevó a Azaña a afirmar que España fue “neutral forzosamente, por nuestra indefensión, nuestra carencia absoluta de medios militares capaces de medirse con los de otros países próximos”.

¿Y cuáles son los riesgos más cercanos específicos de nuestro país?. Veamos, es probable que el eufemísticamente nominado como “Flanco Sur de Europa” quede cubierto por la OTAN y que nuestros socios europeos estén dispuestos a echar una mano para evitar males mayores, pero no es menos cierto que el primer impacto de un no deseado conflicto lo tendremos que afrontar nosotros y con nuestros medios. No es que no me fíe (tampoco lo hago en demasía) pero estaría más tranquilo si nuestros medios de defensa garantizan, con holgura, no solo el equilibrio desde el principio, sino una clara superioridad.

Nuestros riesgos más próximos gastan en sus ejércitos y medios militares entre el 6 y el 7% del PIB, España el 1%. Tienen entre sus suministradores potencias armamentísticas avanzadas como Rusia e Israel, además de alguna de las que son también nuestras suministradoras (sobre todo USA). Además, sus sistemas de gobierno se encuentran entre los que, a pesar de la voluntad de sus dirigentes de llevarse bien con nosotros, pueden sufrir episodios internos que cuestionen sus liderazgos. El cuestionamiento interno de esos liderazgos ha tenido históricamente como solución de emergencia la creación del “enemigo exterior” más próximo, basado casi siempre en alguna reivindicación territorial, ideológica o económica, ciertas o imaginarias.

No es que sea un entusiasta de los procesos de armarse y rearmarse, creo que el gasto en educación, sanidad o solidaridad es mi apetencia ideológica principal, pero soy consciente que solo es posible mantenerlo desde una seguridad suficiente, mantenida por fuerzas y medios propios, cuantos más propios mejor, consciente de que el “tamaño y agresividad” de algunos actores supera ampliamente nuestras capacidades, unos buenos y fiables aliados nos resultan imprescindibles, aliados que esperan de nosotros reciprocidad.

La muy buena y bien intencionada “Alianza de Civilizaciones” impulsada por Zapatero, cuestionada por muchos conservadores que hoy estoy seguro se arrepienten de su falta de apoyo a la misma, no ha podido madurar en lo que hoy sería un buen antídoto, al menos parcial, para la difícil situación a la que nos enfrentamos.

Vistas todas “las circunstancias” expuestas a lo largo del artículo, la últimas medidas y propuestas del Gobierno van en la buena dirección, es más creo que corre prisa complementarlas.