galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

INVIERNO EN EL FIN DE LA TIERRA

          El mar de invierno, en Galicia, es el mar de la tranquilidad. Un mar de soledades, de inmensas playas desiertas, de fareros perdidos en la contemplación del océano, de puertos vacíos y de navegantes solitarios.

          El invierno es la época ideal para disfrutar del paisaje de mar y de sus frutos: mariscos y pescados de inigualable calidad y esmerada preparación en restaurantes típicos de puertas abiertas, pase lo que pase.

         Porque esta es costa rural de marineros en puerto esperando la madrugada, compañera de faena por la franja marítima del final de los mundos.

         Y es este el tiempo ideal para disfrutar de todo lo que admiramos junto al mar, con pocos turistas y algunos amigos de tarde. Si buscas el Fin de la Tierra, estos días, la Playa Langosteira te permite la soledad más íntima para jugar con las olas que llegan a la orilla, sin mojarte.

         Pero si asciendes por la carretera que conduce al viejo faro, llegarás a lo alto de la colina, el mirador del paisaje infinito, y descubrirás que aún es posible asombrarse desde el mismo faro de siempre.

        ¿Te das cuenta? Estamos haciendo turismo rural junto al mar de la tranquilidad. Más rural imposible por paisaje y paisanaje, que nos invita a revivir la tradición y la fe de aquellos primeros sermones de Santiago, el Apóstol.

         Es tiempo de invierno y el mar es inmenso: luce único, verdadero, para cuantos gustamos de leer su literatura más romántica, su leyenda. Nada lo impide; todo sigue aquí, como posando,  para que dibujemos la postal de nuestros recuerdos de verano…

        Esta es una costa de vida y de muerte; de barcos sin rumbo y pesqueros con alma; de navegar sosegado y de naufragio…

        Por eso es más hermosa, legendaria y única…

        Justo por frente de esta costa hay también hoteles rurales. Para disfrutarlos en todo tiempo, pero cuando es invierno, su encanto es especial. Puede que hasta la lluvia componga ese día una canción.

        Le llaman O Semáforo y desde aquí comprendemos mejor la inmensidad atlántica más admirada. Porque este fue el viejo edificio de servicios del Faro más visitado de Galicia después de la Torre de Hércules, el Faro de Fisterra.

       Merecerá la pena quedarse un tiempo aquí, al final de la tarde, para ver como el sol se oculta camino de América.