galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

LOS RÍOS DEL COUREL

 

 

     Vente. Vamos camino de la media montaña, que es el Courel de las fragas de carballos de líquenes mágicos y de los soutos de castaños perdidos en la devesa desde los inmemoriales tiempos, aquellos de los bardos cantores, precursores de la poesía del inolvidable Uxío Novoneyra.

      El Lor es el primer río que nos sale al encuentro cuando damos los primeros pasos sobre los senderos del agua, que has de beber, que es de montaña, más pura y cristalina aún que la propia pureza, y espejo de abedules y chopos, abundantes en sus riberas.

      El Lor aquí lo es casi todo: cede apellido a iniciativas europeas e incluso a aldeas en donde dicen crecían las hadas, de quienes conserva su magia y encantos.

      El Lor, el río de la montaña, nació en el Courel para regar las tierras del Valle de Quiroga y las de O Brollón. Marca también los límites de lo naturalmente cierto, antes de entregarse al Sil que es río mayor,  serpenteando el llano tras bajar ligero por la ladera…

      En la montaña, a medio camino de las altas cumbres y antes de las devesas, nacen otros pequeños ríos para bañar el verde que circunda escasas aldeas de escasos habitantes; que esta es tierra dura en la que sí, los niños nacían antaño con una maleta.

      Y los ríos pequeños son aquí fuentes de vida, que transcurre en paz, como acompañando a este silencio, que solo rompe el agua más pura cuando cae a modo de fuente natural, entre la piedra y el musgo.

      Así crean los ríos de la montaña un paisaje en verde y agua. Una perspectiva de calma. Cuando el viento del norte nos traiga el olor del Courel, el canto siempre será de agua.

       Los ríos de la montaña son los creadores de la mejor postal de las altas cumbres que ya avistamos…

      Camino de la devesa siguiendo las huellas del agua descubrirás como los ríos generan el misterioso entorno, en el más recóndito espacio…

      Se suceden aquí las fervenzas,  más hermosas cuando es tiempo de invierno, tiempo de nieves para que los ríos de la montaña bajen más ligeros, besando esta tierra de leyendas y aventura.

     Y hay -escondidos entre altos matorrales de tojos, brezos y retamas- lugares sin nombre que la sabiduría popular atribuye solo a antiguos y legendarios escritos…     Como aquel que se oculta entre los matices infinitos de la veraniega tarde, cuando el misterio de la luz descubre el agua que se esconde bajo la tierra, como huyendo de ella,  y buscando la magia de la  Buraca das Choias…

 

      Al final verás la vieja aldea que aún conserva casa habitada porque sale humo por la chimenea y te invitarán a descansar.

 

 

      La casa -piedra, pizarra y madera- recompone hoy el relato del poeta, cuyo espíritu se asoma a la ventana para admirar desde ella el Courel, el de las altas cumbres y la devesa amada.