galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

OCA, EL VERSALLES GALLEGO

       Decía el maestro Filgueira Valverde que los pazos son como “las tullas de la tradición, erguidos entre las mejores tierras de labradío”. Pero el pazo no solo es un conjunto arquitectónico, grandioso y bello, sino también el escenario de románticas historias de época.

       El Pazo de Oca es uno de los mejores representantes de la arquitectura señorial de la Galicia del siglo XVIII. Situado en el municipio de A Estrada, este palacio tiene sus orígenes en una fortaleza del siglo XI, reconstruida en el siglo XV.

       La gran plaza exterior nos traslada a las épocas feudales; está presidida por la fachada principal del Pazo que remata en una torre de origen medieval. En ella encontramos el escudo, que pertenece a las familias que lo habitaron, pero no es el de sus actuales propietarios, la casa ducal de Medinaceli.

        Al fondo está la iglesia barroca, que se comunica con el pazo por un corredor magnífico, de piedra.

        El templo tiene planta de cruz griega y está dedicado a San Antonio de Padua, imagen que hallamos en el exterior y en el retablo del altar mayor, obra del maestro Gambino. En los laterales se hallan los sarcófagos con los restos mortales de los Sotomayor, don Esteban y doña Teresa.

        La plaza la completa un grupo de viviendas que antaño pertenecían a la servidumbre; fueron vendidas a sus actuales propietarios a mediados del siglo XX.

EXTERIOR

     En el interior del pazo podemos hablar de tres elementos fundamentales: la piedra, el agua y la naturaleza, armonizadores de sus amplios espacios. A Oca se le conoce como “el Versalles gallego” por la belleza de sus jardines. Los encontramos de tres tipos:

     El jardín francés que alcanza su máxima expresión en un laberinto de boj, inspirado en un dibujo del pavimento de la Catedral de Canterbury.

     El paisajista es un jardín que nos introduce en un ambiente cargado de magia y de misterio.

     Y el jardín cultivado, no exento de plasticidad.

INTERIOR

      Paseando por Oca descubrimos lugares que nos hacen viajar siglos atrás, sentados en bancos con cojines de piedra o admirando especies de alto valor botánico que rondan los 300 años.

      En el paseo de los Tilos imaginamos a sus habitantes disfrutando de una carrera de caballos.

      Mas arriba se nos aparece la camelia más alta de Europa y una secuoya gigante, pero de tan solo 62 años.

      Este espacio es un lugar de contrastes. En uno de los ángulos del jardín se halla un lavadero del siglo XVIII y en otra zona, originales figuras realizadas en bog.

      Pero quizá lo más destacado de Oca sea el uso del agua, porque posee un excepcional sistema hidráulico. Por estas canalizaciones de piedra transcurren las aguas del río Mao hasta el Molino, donde se distribuyen para riego.

      Luego hay que admirar las fuentes, de gran importancia. La de la mona, la de la trucha o la del monumento.

ESTANQUE

        Aunque  lo verdaderamente atractivo de la visita al Pazo de Oca son, sin duda, sus estanques.

        En uno encontramos la representación de la paz en la figura del pescador y la de la bondad humana en los naranjos dulces, navegando por aguas tranquilas hacia el cielo, que representa la iglesia. Al fondo, el embarcadero y el molino, del siglo XVI, en perfecto estado para su uso.

        En el otro estanque figuran representadas la maldad y la guerra por medio de cañones y fieras heráldicas, que navegan por aguas tumultuosas hacia un supuesto infierno, que se halla al término de la represa, donde el agua se pierde en la tierra.

        El Pazo de Oca es una de las maravillas de Galicia.

        Visitarlo es como releer el pasado.