Ría de Ferrol

10 Nov, 2010 galiciaunica Crónica

El mar inexpugnable

El castillo de San Felipe, la Ría y Ferrol al fondo.

La Ría es río en Xubia.

Conquista su espacio cuando pasa bajo los puentes.

El gótico, que marca los límites de Narón y Neda. El de As Pías que fue el símbolo de Ferrolterra. Y el de la autopista, el de la modernidad.

Este mar de agua mansa se estrecha entre las fortalezas de San Felipe y de la Palma, de donde le viene a Ferrol la fama de inexpugnable puerto para la guerra.

Pero este es tiempo de paz y la ría amplía horizontes allá donde se oculta el pulpo, cuyo refugio buscan las gamelas de Mugardos, la villa de la calma y el placer gastronómico.

Pierde este mar su tranquilidad en Cabo Prioriño, próximo ya al gran puerto exterior y frente a la Punta de Segade, donde aún se escuchan a las nereidas cantar la historia de la sirenita de Isla Miranda, la que se convirtió en princesa.

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O AMBIENTE LITERARIO

Xa non é tempo de tertulias de café. Nin as de Risco no Parque, nin as de Blancoamor no Miño, nin as de Ferrín no Derby poderán nunca voltar a ser o que foron. As tertulias eran a esencia da nosa cultura nos anos fináis do século XX e a elas debemos moitos galegos o noso interese polas artes literarias. E nelas despertou tamén, hai que dicilo, a vocación creativa de moitos dos actuais escritores galegos mais coñecidos.

Xa se sabe. Mudaron os tempos e mudan tamén os modos…

E nótase como o arte literario galego exténdese por Internet, incluso as obras dos solitarios e dos tímidos, que, como as meigas, haber hainos. E son bós, digocho eu.

Tamén nesta Galicia do Século XXI éstase a construir unha cidade da cultura, que quizaes teña o seu símbolo na obra do arquitecto Eissman no compostelán Monte Gaiás, pero que vai moito mais alá da arquitectura, de un museo ou de un auditorio. Refírome a ansiedade dun pobo por coñecer o que é de seu: a sua cultura é as formas artísticas que o fan espertar cada alborada.

Hoxendía a actividade cultural vive mellor gracias o labor das institucións e os actos que organizan: mostras, publicacións, ciclos de conferencias ou concertos que enchen de cultura as principais cidades e vilas de Galicia.

Actividades que fan institucións públicas ou privadas, incluso a banca. Con medios económicos e materiais moito mais doados que no pasado, a actividade cultural crece e serve de rampa de lanzamento dos novos creadores. Negalo sería unha grande estupidez.

Xunta, Real Academia Galega, Consello da Cultura Galega, as Fundacións, os propios xornáis galegos… Todas estas entidades fan posible o desenrolo das artes literarias. Son os actuais motores da creación o traveso do labor dos seus propios departamentos, das suas publicacións, ou do seu apoio a industria editorial e ós propios libreiros que buscan vender en tempos difíciles ata en feiras populares.

E así crece o ambiente literario, recobran protagonismo os creadores, xurden novas asociacións e a nosa Literatura actual recibe cada día novo pulo.

Eu supoño que a creatividade dos nosos escritores e poetas terá algo que ver coa sua sólida formación e porque cada vez naz mais xente con inxenio; pero é certo que temos un bó ambiente literario no qué destacaría a un fato de escritores e poetas que me devolveron o meu interese por leer en galego para logo escribir no idioma que faga falla.

E siguen sendo os creadores os que poñen a cada quen no seu sitio, que xa abonda, como motivo de apoio, nunha época na que moi poucos medios de comunicación se mollan.

MIS ARTISTIÑAS

Ourense siempre fue cuna de artistiñas. De buenos pintores, extraordinarios escritores y grandes escultores. Por ejemplo, del maestro Otero Pedrayo y de don Vicente Risco. De gente culta capaz de reunirse en animada y contagiosa tertulia de café.

Pasead, si no, por la ciudad más antigua, la de la piedra milenaria que diferencia su origen cósmico, para revivir la cultura que aún envuelve el apasionado recuerdo de antaño, cuando Vidal Souto tenía cama de obispo muy cerca de la calle de las putas y Carlos Viejo era capaz de lanzar “cien eructos por minuto”, tras beberse el barril de cada noche en el bar aquel, a dúo con Alexandro, que ahora es también muxián.

Sobre la piedra que resiste el paso del tiempo, si te fijas bien, volverán los atardeceres de taberna envuelta en arte y poesía; la del Tucho y aquella otra de San Cibrao das Viñas… Y las noches de cine con Pepe Suárez… Los viajes literarios al Buenos Aires de Blancoamor… Las conversaciones prohibidas…

Es la cultura de un pasado que aún envuelve el caminar apasionado de algunas de mis noches ourensanas y que me recuerda de vez en cuando mi amigo, pintor de la quintaesencia de la Galicia Única, Carlos Viejo.

Como en esta ocasión en la que me envía una divertida foto del profesor Fortes flanqueado por Vidal Souto, con su traje de “rey de la noche” y el propio Viejo, recién llegado del Festival de Benidorm con Julio Iglesias.

¡Qué buena gente y como la quiero!

Y como me alegro de que, en el Ourense de ahora, crezcan nuevos genios de la plástica; de que la imagen tenga un lugar en el nuevo tiempo; y de que el cine incluso tenga un festival.

Me cuentan que los artistas ourensanos de hoy, cruzan fronteras de vértigo y encienden la chispa de la modernidad por el mundo… Pero el origen de esta cultura actual lo hallaremos siempre en aquel tiempo, cuando los artistas eran los artistiñas.

MIS TITIRITEIROS

Quizá haya nacido, como el tango, en Buenos Aires; o tal vez como un sucedáneo postmoderno de aquellos títeres que iban todos los veranos a Cudeiro, para hacernos reír junto a la fuente, frente a la iglesia, en las calurosas noches de nuestra infancia. ¿Te acuerdas, Chicho?

Entonces, ningún periódico hacía editoriales ni tampoco en las radios escuchábamos tertulianos. Los cómicos y los músicos eran la única esperanza satírica de un país bajo censura.

Así que es posible que este teatro gallego de ahora, se lo debamos a aquellos autores de antes, como Lugrís, Blancoamor o el mismísimo Castelao.

Nombres que nos llegaron a los niños de la postguerra en el Turreiro, pronunciados, en secreto, por un titiriteiro.

Ahora la acción poco tiene que ver con la poética aristotélica de antes, pero existe un Teatro galego popular al que debemos una buena parte de la difusión de nuestra cultura.

A veces, incluso, el Teatro vuelve a ser un compromiso de país porque ya se sabe que la escena se ha vuelto hiperreal… por eso me siento orgulloso de que mi hija Betty forme parte de la legión de gente que hace teatro, vivero de nuestro cine, ese que soñamos como industria.

Así que, dejadme presumir hoy de nuestros cómicos que son únicos alegrándonos las penas, esas que hoy en día tienen, casi todas, origen político.

ASPIRAN A PRESIDENTE

Recientemente le pregunté a la hija adolescente de un amigo qué le gustaría ser de mayor. Ella respondió…

— ¡Presidenta del gobierno!

Sus padres, ambos del PSOE, estaban presentes y yo continué preguntando:

— Si algún día llegaras a ser presidenta… ¿Qué sería lo primero que harías?

Ella respondió sin vacilar:

— Daría alimentos y viviendas a todos los pobres.

Sus padres, orgullosos, mostraron los dientes en una radiante sonrisa:

— ¡Bravo, que propósito más loable!

Le dije entonces:

— Para eso no tienes que esperar a ser presidente. Puedes empezar viniendo a mi casa. Si cortas el césped, quitas las malas hierbas y abonas el jardín te pagaré 50 euros por el trabajo. Cuando acabes, te acercaré al Gadis porque en la puerta siempre hay un mendigo al que puedes darle el billete para que se compre comida.

La chica lo pensó durante unos segundos; luego mirándome fijamente a los ojos me preguntó:
— ¿Y por qué no va el pobre a hacer el trabajo y le pagas directamente a él?

Lo que ni sus padres ni yo sabíamos es que recientemente se había afiliado a Nuevas Generaciones del Partido Popular.

Por lo visto, por la derecha están llegando a la política los listillos de la clase y todos quieren ser presidentes.

PASIÓN GALEGA

Siete y pico de la tarde del primer día de mayo, en Vilagarcía, la “Perla de Arousa”. La gente pasea junto al Muelle de Pasajeros buscando el frescor de la ría cuando, de pronto, un “Ibiza” enfila la dársena a ochenta kilómetros por hora y se lanza al mar…

Todo el mundo lo ve y un monitor de piragüismo tira un salvavidas y se va a por el coche en compañía de otro nadador y varios marinos de un buque de la Armada…

Del mar emergen todos y un joven de 27 años recién cumplidos no para de gritar a quien quisiera oírle:

—- ¡Me quiero morir! ¡Me dejó mi novia…! ¡Yo solo quiero morir!

Dice la crónica que tuvieron que esposarle para calmarlo…

Es la fuerza de la pura pasión gallega, aunque nunca existan razones para semejante locura, por mucho que se invoque el nombre del amor…

De todas maneras, contaban por los aledaños del suceso que no era la primera vez ni sería la última… ¿Tendrán algo especial las novias de Vilagarcía?

Xerardo Rodríguez

Ría de Ferrol

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